Diosa de las citas

Capítulo 11

Entré al departamento.

—Estoy aquí—anuncié animada mientras me quitaba mis zapatillas, descalza entre a la cocina y dejé la bolsa de comida sobre la pequeña mesa.

Comencé a lavarme las manos.

—Woah, eso huele delicioso—se emocionó y llegó a la mesa, giré hacía atrás al ver cómo sacaba la comida,—Te deseo larga vida—me animo agradecida.

—¿Por que querría vivir tanto?—sonreí y me acerqué a ella.

—Ahora tienes un poco de sentido del humor. Me caes un poco mejor—levantó su pulgar.

Reí en voz baja y me senté a su lado.

—¿Si quiera sabes que día es hoy?—pregunté en reproche,—¿Realmente no sabes porqué compré esto?

—¿Hoy? No es mi cumpleaños—negó,—Siempre haces un alboroto por ello.

—Hoy se cumplen dos años que llegué aquí.

—¿En serio?—comenzó a comer,—El tiempo vuela.

Sonreí al verla comer emocionada.

—Me siento de gala hoy. Porque estoy comiendo esto caro—levantó la carne con el palillo.

—Come más lento, tendrás una indigestión.

Mi teléfono timbró y su vista viajó a la pantalla, lo tome rápido y lo oculte.

—Saldré a responder está llamada—me levanté,—Espérame—la señalé nerviosa, me apresuré y me puse mis pantuflas, salí fuera del departamento. Respondí y lleve el teléfono a mi oído.

—¿Que quieres ahora?

—Estuve esperando tu llamada toda la tarde. Pero parece que sí no llamo jamás estarás desocupada.

—Mhn, parece ser así. Ahh—me queje,—¿Que voy hacer sí estoy tan ocupada?

Misuk salió y colgué de inmediato.

—Oye, realmente me comeré todo sin ti—acusó.

—Ya voy—levanté mi voz y sonreí, coloqué el modo avión y guardé mi teléfono, caminé detrás de ella.

—¿Quien llamó?

—Sólo...era una llamada del trabajo—respondí y me senté en la mesa,—Oye...Misuk. El sábado será tu cumpleaños.

—¿Que hay con eso?

—¿Que...es lo que harás?

—¿Por qué lo preguntas?

—Ah...—rasqué mi nuca al recordar los preservativos en su cajón,—Sólo pensé que a lo mejor lo pasarás con alguien en especial. Tu. ¿Tienes novio?

—Tengo uno—movió sus palillos cabizbaja y desinteresada en la conversación.

—¿De verdad? ¿Desde cuando?—me emocioné.

—¿Hace...dos años?—se preguntó a sí misma,—Sí, hace dos años—recordó.

—Ahh—comprendí,—Compraré un pastel, puedes invitarlo—sonreí.

—No hagas eso. Él no vendrá. Es un día como cualquier otro, el hará sus cosas y yo las mías.

—¿No saldrán juntos?

—No—metió la comida a su boca,—Terminaré esto en la habitación—tomó su plato y se marchó.

Mi vista viajo a ella desconcertada.

Eso es raro. ¿Por que no pasará su cumpleaños con él?

Termine de comer y entre a la habitación, dejé el teléfono sobre el escritorio.