Tu mirada (Draco Malfoy y tú)

Los Malfoy

Capítulo 11

Los Malfoy

A la mañana siguiente desperté en el cuarto de mi hermano, toda la noche la paso viendo un álbum con fotos donde Sirius salía, podía sentir como el la miraba con odio, yo me sentía traicionada y sinceramente no sabía que pensar, hizo tanto por mí, me cuido tanto que se me hacía difícil creer que realmente me había mentido todo este tiempo.

Ambos bajamos al comedor que estaba casi desierto por las vacaciones. Harry se sentó en la gran mesa de Gryffindor conmigo en sus piernas hasta que Draco apareció.

—Dame la gata —dijo con tono autoritario, mi hermano solo lo miro incrédulo mientras lanzaba una risita y sin prestarle atención. Luego Draco me tomo entre sus brazos sin que mi hermano se dé cuenta, poniendo a sus dos matones en frente para frenarlo.

—Si no quieres que cuente tu secreto —susurro en mi odio—, tú vienes conmigo.

Luego me dejó en la mesa y miro a mi hermano quien seguía forcejeando con Crabbe y Goyle.

—Tranquilo Potter… dejemos que ella decida —dijo mirándome —ahora gatita con quién te vas —dijo con una sonrisa burlona.

Arrogante e idiota rubio oxigenado, en ese instante quería abalanzarme contra él y arañarle su maldita sonrisa. Pero sin más remedio me acerque a él para que me tomara en sus brazos. El rostro de mi hermano enrojeció hasta más no poder apretando sus puños.

—¡Dámela Malfoy!

—Lo siento, pero ella quiso venir conmigo—, pero mi hermano estaba lejos de aceptar, así que agrego rápidamente —puedo lograr que no expulsen al idiota de Hagrid… si me dejas irme con la gata.

Mire a mi hermano y con un pequeño maullido tratando de que se calmara y sintiera que me estaba disculpando y creo que lo entendió porque después de un tirón se zafó de los matones de Draco y se acercó amenazante.

—Si le pasa algo malo Malfoy… te juro que te mato.

Luego me miro y en un último intento de disculpe alcé mi patita hasta él, quien la tomo y me lanzó una sonrisa sincera, luego miro otra vez a Draco y con una mueca de odio se fue.

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El viajen en tren fue bastante tranquilo, yo fui en el regazo de Pansy, pues al parecer ella tenía un gran control sobre el rubio.

Cuando llegamos a su mansión me llevo directo a su cuarto Y me dejó en su cama.

—Puedes transformarte —me dijo, yo solo incline mi cabeza como si lo que me dijera fuera una locura —sé que eres la chica, así que no me mires como si estuviera loco…

Luego salió del cuarto y a los pocos segundos volvió, camino por su cuarto tomo algo de ropa y entro al baño, al cabo de unos minutos un elfo apareció en su cuarto con una gran cantidad de ropa y la dejo en la cama, luego Draco salió cambiado y bañado con su cabello mojado y aunque lo intente negar muy sexy.

—Puedes bañarte —me dijo sin mirarme —mande a pedir ropa para ti, puedes cambiarte y descansar —luego se volteó y me miró —y no te preocupes no vendré en varias horas y nadie entrará… así que puedes transformarte con tranquilidad.

Yo solo me quede muy quieta sin dejar de mirarlo y el bufó molesto y salió del cuarto murmurando cosas como “no estoy loco”.

Yo me quedé sola varios minutos hasta que decidí transformarme para poder bañarme y tal como lo dijo Draco, él no volvió en varias horas y nadie entro al cuarto a molestar, así que me tomé mi tiempo y escogí algo de la ropa que trajo para mí.

Para la noche Draco bajo conmigo hasta el comedor y se sentó en una gran mesa a unos cuatro espacios alejado de sus padres. A mí me puso en una silla a su lado mientras los elfos traían increíble comida en un plato para mí. La cena transcurrió en silencio, demasiado, la verdad era bastante deprimente, con Sirius la hora de la Comida era llena de vida, entre risas y bromas y los pocos días que pase con la familia Weasley era igual. Cuando sirvieron el postre Draco decidió hablar.

—Padre —dijo con tono frío y mirándolo —lo del animal ese…

—A si… descuida Draco ese estúpido animal morirá y estoy cerca de lograr que voten al idiota de Hagrid.

—No —exclamo Draco con fuerza, pero se notaba el nerviosismo en su voz—. Digo… no es demasiado, no me pasó nada malo y…

—¡Te atacó Draco!

—Si, pero… bueno fue mi culpa…

—Y pretendes que le diga al consejo escolar… ¡qué mi hijo es un completo idiota! Qué se dejó atacar por un estúpido animal… ¡No! —Grito el padre de Draco furioso mientras golpeaba la mesa con sus puños haciendo que me sobresaltara al igual que Draco, aunque él no dejó que se notará mucho—. Escucha muy bien Draco, te lo advierto, no pienso tolerar tu estupidez, así que, ¡compórtate como un Malfoy!

Draco no respondió, simplemente se levantó de su asiento y se fue, mientras su padre gritaba su nombre y varios insultos para que vuelva.

Después de unos segundos un elfo apareció debajo de la mesa me tomo y me hizo aparecer en el cuarto de Draco.

—¡Déjala en la cama y lárgate! —ordeno al elfo y este hizo lo que le pidió y se fue, luego me miró —eres libre, no diré nada de tu estúpido secreto solo transfórmate y lárgate…

Intente acercarme a él para calmarlo, pero el volvió a gritar.

—¡Que no entiendes que te largues!
Su respiración era pesada y se notaba en sus ojos la frustración, luego la puerta se abrió.

—Draco… hijo estás bien —Narcissa Malfoy entro por la puerta acercándose a Draco preocupada.

—Estoy bien madre solo quiero estar solo.

—Lo que tu padre…

—Me importa una mierda lo que él diga.

—¡Draco! No hables así de él, nosotros solo queremos lo mejor para ti, y eso incluye que te comportes como uno.

—Y tengo que andar por la vida creyéndome superior…

—Eres superior Draco, eres un Malfoy no lo olvides, tenemos un apellido que honrar… no se de dónde sacaste esa cosa —dijo apuntándome de forma despectiva—, pero más te vale que tú padre no la vea —luego salió del cuarto sin mirar a su hijo.

Draco paso sus manos por su cabello frustrado luego se acercó a la cama intentando acercarse a mí, pero me le escape, entiendo que pueda tener problemas con sus padres, pero no voy a permitir que me trate así.

—Yo, lo siento… no debí hablaste así…

Intento volverse a acercar, pero no, soy muy orgullosa como para dejarme convencer con un simple lo siento. El solo me miró otra vez molesto.

—¡Bien! Haz lo que te dé la gana —dijo y salió de la habitación.