02. Chilly Willy y SnowBall

4.8K 243 175
                                    


Bienvenida a un especial, espero te alegre el día tanto como tú a mi. 🌷🍭
Pd: Checa el encabezado será una Mickeyherramienta que ocuparás.

¿Pero qué mierda era esto?, Yo estaba recargado en el tronco del arce embobado, viendo como el pants le hacía marcar sus pequeñas curvas en desarrollo, mis manos paraban de escribir la fórmula de álgebra cuando a mis oídos llegaban sus quejiditos del cansancio.

Alzaba la mirada y pasaba de ver un cuaderno cuadriculado lleno de rectas y ángulos, para toparme con una niña de metro cincuenta, con los cachetes colorados debido al ejercicio y el sudor, los cabellos atados en una coleta alta y el moño que le había regalado.

Nunca pensé tener el boleto VIP para ver a mi muñeca entrenar.

El día de su cumpleaños cuando la vi con el vestidito rojo, no pude sacármela de la mente todo el fin de semana, Suni no quiso soltarlo, y mentía, quizás pasé recordándola durante la semana siguiente, sentado en la banca garabateada, en un aula llena de adolescentes sudorosos y chiquillas con las piernas cruzadas.

Aunque esa no fuera su intención, Suni se paseaba con su linda inocencia dentro de mi cabeza, era una mezcla de pequeños detalles que a mí me volvían loco. Empezando porque ella era fruta prohibida, y lo que al principio me enrolló por mera curiosidad, ahora me tenía saboreando la manzana.

Ese fin de semana me atreví a mirarla de arriba abajo a pesar de que su padre y hermano anduvieran cerca, el soju no me alivió, al contrario, me puso inquieto, me hizo saber que estábamos a un par de metros, nadando juntos.

Los videojuegos no lograron distraer mi mente, la habitación estaba llena de la luz que desprendía la pantalla, tantos colores vívidos, misiones entretenidas, frituras y soju a un lado, no fueron suficientes, yo quería jugar con los cabellos de Suni.

Y me atreví a abrir la puerta de su habitación, decidí jugarme el riesgo.

En mi mente estaba fresca la noche que pasamos escondidos en su armario para no despertarlos, fingimos ser discretos porque en realidad no nos importó hacer ruido, nuestras bocas chasqueaban al besarnos, reímos, nos quedamos sin palabras y al segundo ya estábamos entablando una charla.

Un mes y medio pasó desde aquella noche, en la que confirmé mi atracción hacia la hermanita menor de mi mejor amigo, esos minutos que se convirtieron en horas, me sirvieron para darme cuenta de que quería pasar más domingos encerrado en un lugar donde solo fuéramos ella, yo y nuestras bocas.

Claro que no fue así como se lo propuse, porque fuera de eso, existían mil y una razones por las que me gustaba, como verla distraída en el transporte escolar, o ayudarla en sus exámenes. Entonces le dije lo que sentía por ella, y en mi confesión venía incluido todas las cosas que me gustaban hacer con ella.

Y las que estaban por venir; que no dudaba que disfrutaría.

No me tomó mucho pensar en un regalo que le agradara, sus cabellos despeinados fueron los que me gritaban traerles un remedio, la recordé luego de la extraescolar de voleibol, pensaba en todas esas veces que caminaba por los pasillos y parecía que ni un peine se había pasado.

Como complemento, su piel pálida merodeó mi mente, y me dije que el color rojo era ideal para Suni, ahora sabía que no me había equivocado. La ceda roja jugaba con el viento en un perfecto vaivén. Y de los pasados encuentros que tuve con ella, su cabello había conseguido algo más con que hipnotizarme.

Al parecer le gustó, ahora disfrutaba ver como presumía su accesorio, a veces en una coleta alta, otras se lo ataba a la circunferencia de su cabecita, los objetos no tenían valor, pero el hecho de que mi regalo fuera el causante de que Suni descubriera un gusto para su personalidad me llenaba de gozo.

Mi pequeña acosadora | JJK (+15)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora