—¿No quieres ir a la cancha?... -le preguntó a un metro de distancia, lo mejor era darle su espacio-. Quiero decir, ¿qué sentido tiene verlo desde aquí?... podemos colarnos con esa gran bola de sudorosos si crees que eso te haría sentir mejor -esperó paciente por su respuesta, para que hacerse ilusiones, últimamente, ella ya no hablaba-. Puedo tomar prestados un par de suéteres de mi salón y te disfrazo como uno de esos bobosCuando Akemi decía tomar prestado, en realidad se refería a robar las sudaderas de sus compañeros de octavo, pero eso, era una de tantas travesuras que la niña hacía en sus horas libres. Esperaba que por lo menos girara la cabecita y se riera de su provocación a saltarse las clases de mejor manera, pero ni caso le hizo, Suni, mantenía la mandíbula recargada en sus brazos. Mirando a su sueño más frustrado.
—se mordió los labios y apretó los puños decidida a jugar con su melena azabache-. Suni, ¿cuánto tiempo más piensas seguir así?, ¿planeas mirarlo toda tu vida desde la azotea del colegio? -las manos delgadas y pálidas de la mayor, viajaron hasta la mitad de su cabeza, luego trató de llegar hasta sus cachetes mojados-. Prometo esconderte bien del tarado de tu hermano... mierda, perdóname Suni....
Se disculpó de inmediato al ver como las lágrimas corrieron con mayor fuerza por sus ojos. Suni y Akemi, se habían saltado las clases de idiomas para huir a la azotea de la institución y desde ahí, apreciar el partido de americano en el que participaría décimo grado. La menor, había convencido a que la ayudara a fugarse y así poder verlo.
Pues solo bachillerato podía disfrutar el partido.
Y aunque Akemi se había negado al principio, le fue más llamativo pensar en reírse con la pequeña Kim, que soportar a su profesor de francés. Las niñas, comenzaban a tener práctica en ser prófugas, al fin y al cabo no dañaban a nadie. El problema comenzó cuando la menor volvió a deprimirse por algo que a fuerzas quería conseguir.
Su amiga, la dejó chillar, ni si quiera le prestó atención al principio, se enfocó en hacer un inmenso esfuerzo por saber que era lo que tanto la volvía vulnerable. Luego de observar con detenimiento sus acciones, identificó que lo que tanto le pesaba, era la frustración de no poder acercarse a él. No era que Suni fuese una persona tóxica o insistente en retenerlo, lo que a ella la ponía en pésimo estado, era no poder decir lo que sentía.
Aun si fueran ilusiones incoherentes.
La vio pararse del piso de concreto, ilusionada y emocionada por verlo, se rió poquito al notar la desesperación con la que lo buscaba por toda la cancha. Escuchó las vocales que salían de su boca al no poder ni siquiera formar una frase y observó como terminaba por apretar las rejas de precaución en sus manos.
El hecho de planificar un escape a detalle por días, para ver al niño que le gustaba y el cual siempre terminaba por botarla, le parecía un acto total y completamente masoquista. "Qué confusos son los heterosexuales", se dijo un día al ver como Suni se hacía daños voluntarios. Por eso mismo, ella proponía que, si ya estaban jugándosela con la prefecta, que al menos valiera la pena y que fuera a enfrentarlo cara a cara.
Ella pensaba que, con verlo de cerca, a centímetros de ella, se le quitarían esas ansias y que, por lo tanto, se olvidaría del llanto. Para crear semejante hipótesis, tenías que desconocer los sentimientos que se enterraba la menor, los recuerdos lastimosos que guardaba de él. Incitarla a que bajaran a la cancha, significaba desconocer las restricciones que se le habían impuesto a la Kim.
O simplemente, ser despreocupada como Akemi.
—Me arde... -de manera escurridiza, llegó hasta el pecho de la niña y se acurrucó en ella para rodear su cintura-.
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Mi pequeña acosadora | JJK (+15)
Fiksi Penggemar¿Besarte está mal? A pesar de tu edad me atraes. Kim Suni es una niña que se enamora del mejor amigo de su hermano, el cual la llevará de la mano en su pubertad y adolescencia sin tener en cuenta la diferencia de edad. ¿Buena o mala influencia? Jeon...