Capitulo 28.

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—Vente, papi.—Noel se quedó observándome desde el pasillo.—Nunca llegaste primero que nadie a ningún lugar pero a esta entrevista si, todavía están preparando to, pasa. 

—¿A tu camerino?

 —Sí, tranquilo, no muerdo, ya conozco demasiado el sabor de ese hueso.—El soltó una risa de incredulidad antes de pasarse la lengua por los labios como si estuviera meditando acerca de que decisión debería tomar.—Dale.

Finalmente entró, yo estaba todavía arreglándome el cabello así que terminé mi misión lo más pronto que pude para poder prestarle atención. 

—Que delicia.

Al alzar la vista a través del espejo lo vi mirándome, no sabía si se refería a mi o a toda la comida que había en una de las mesas.

—Te atienden bien. 

—Algunos si saben que hay que valorar a las personas antes de perderlas, necesitan atención, cuidado... Cariño.—Respondí tranquilamente, tensó la mandíbula. 

—¿Yo no te di to' eso?.

—Papi, no lo lleve a lo personal que hasta hace poquito hablábamos del buen desayuno que me sirven, ¿no?.

 —No te hagas la que no sabe porque tas' clara que en tus palabras hay mensajes ocultos que van pa' mi, malagradecida. 

Comencé a reírme consiguiendo que me mirase con el ceño fruncido. —¿Malagradecida?. 

—Es lo que eres, andas diciendo toa's estás pendejás porque andas resentida.

—No estoy resentida contigo, estoy feliz y liberada. 

—¿Con ese muñeco?. 

—¿Escuchaste alguna vez eso de que no hay enemigos pequeños?.—Sonreía, Noel enarcó una ceja.—Pues este es un caso en el que podríamos aplicar esto. 

—Mmm... Ya...—Me miró con atención cuando fui a la mesa ,agarré una fresa y la puse bajo la fuente de chocolate, evité mirarlo pero él a mi no, me llevé la sabrosa fruta a la boca bajo su atenta mirada, cerré los ojos deleitada por el sabroso sabor y cuando volví a abrirlos pude ver a Noel con una sonrisa en su cara.

—Tienes..—Su mirada permanecía en mis labios, retrocedí pero me agarró por la cintura con rapidez y me acercó a su cuerpo. Carraspeé la garganta intentando alejarme pero solo provocó que me acercase más. —Te manchaste.

—¿Donde?.—Acarició la comisura de mis labios, cuando pasé mi lengua su sonrisa cambió por una expresión de concentración, estaba fijándose con demasiada atención en todo lo que yo hacía.—¿Qué pasó?. 

—Sé lo que estás haciendo. 

—Desayunar, ¿no quieres?.—Comenzó a reírse.—A ver..—repetí el mismo proceso con la fresa, abrió la boca para morder. Se quedó mirándome a los ojos mientras disfrutaba del sabor, estábamos peligrosamente cerca.

—Está rico.—Susurró mirando mis labios. 

—Lo sé.—volví a tomar una para mi.—¡Noel!.—grité cuando la agarró entre sus dientes para arrebatármela. Coloqué mis brazos alrededor de su cuello y me incliné, el tipo de quedó paralizado cuando me vió agarrando la fresa con mi dientes, nuestros labios casi se rozaban, una vez mordí para llevarme mi parte me alejé, sonreí al escucharlo gruñir. 

—No puedes seguir jugando.

—No se juega en la mesa.—Respondí fingiendo que no comprendía de lo que me hablaba. 

—Ari.—Traté de alejarme de su agarre en vano, nuevamente.—¿Ahora no quieres estar cerca de mi?. 

—Cuando me echaste como a una cuero no te importaba y ahora tratas de actuar como si na'. 

Me Pelea. [Noriel Danger] ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora