Me Pelea. [Noriel Danger] ©.

T2, Capítulo 07.

Dormía tan plácidamente hasta que Morfeo decidió soltarme de sus brazos quitando mi sueño. Froté mis ojos quitando el sucio de estos, miré a mi al rededor y no estaba en casa.

—¡Carajo!—Susurré en un pequeño grito al sentir a Ariana en mi pecho. ¿Ahora que hacía? Nuevamente tenía que decirle que luego de esto no podría pasar nada y otra vez sería yo el hijo de puta. Intenté levantarme sin hacer ruido pero fue en vano, Ariana tenía el sueño liviano.

—Uhm... ¿Qué, que sucede?—Tallaba sus ojitos, parecía estar realmente cansada, estuvimos hasta la madrugada ocupados en su sala chingando.—¿Te vas?

—No estoy pasando por un buen momento y...—Subía rápidamente mi pantalón para colocarme mi camisa.—No sé realmente porque vine aquí anoche pero...

Ella se levantó de su mueble tapándose con la sábana que buscamos anoche.

—¿Nuevamente te arrepientes y me dejas como si fuese una perra en celo, cierto? Ah claro, pero hasta esta madrugada me decías que me habías extrañado.—Sus brazos estaban cruzados.

—Creo que no tienes derecho a reclamarme cuando tú también querías esto y además, te tengo noticias...—Me acerqué a ella un poco molesto.—¡Tienes novio! Un maldito novio que seguro piensa que ayer estabas durmiendo y resulta que estaban conmigo poniéndole los cuernos. Sabes que no soy esa clase de hombre, Ariana. No puedo hacer esto, lo siento.

Me miró suavemente con una sonrisa de lado, pasando su mano por mi mejilla con leves caricias.

—Tú lo disfrutaste tanto como yo, ¿y ahora quieres venir y decirme que te arrepientes, Noel? No seas tan hipócrita en la vida, yo sí acepto que le puse los cuernos pero no lo hubiese hecho si fuese necesario, baby.

Se acercó aún más, sus brazos se enroscaron en mí cuello, me besó de forma tan excitante y yo fui más tonto al caer nuevamente por la rabia que tenía gracias a Elizabeth.

¡A la mierda la cordura! Elizabeth no la tuvo al momento de engañarme.

La tomé de la cintura, ella enroscó sus piernas en mi cintura. Retrocedí a la cama sentándome en esta, ella seguía encima de mí besándonos de forma desenfrenada, sus manos desabrochaban mi pantalón con desespero logrando el objetivo, bajé mi bóxer y sin previo aviso, se lo metí. Ella empezó a cabalgarme.

—¡Mmm!...—Sus jadeos se empezaban hacer presentes, me excitaba aún más porque ella estaba totalmente desnuda y podía apreciarla toda, mis manos a fueron a sus nalgas aprontándolas, y aumentó el ritmo.—¡Ah!...—Gritó, mi boca bajó a su cuello hasta llegar a uno de sus senos.

No quería dejarle todo el trabajo, así que la puse en cuatro jalando su cabello, hablándole sucierias al oído mientras le metía. Sabía que le gustaba cuando le decía cosas sucias en acto.

...

—¿Y ahora, qué me dirás?—Se colocaba su brasier mirándose al espejo, ambos nos habíamos bañado. Yo cambiaba las sábanas de la cama porque ambos la dejamos bastante sucia.—¿Dirás "fue un error" nuevamente? Tú mismo tuviste la iniciativa.

Suspiré terminando de colocar el cubrecamas. Me acerqué a ésta besando su hombro, ella seguía mirándose al espejo mientras yo estaba detrás de ella.

—Ari, sé que fue mi error pero acabo de terminar con Eli y el que yo haya venido aquí a hacer todo esto... Soy un cabrón.—Me alejé para colocar mi cubana, estaba preparado para que me abofeteara y dijera mil cosas feas de mí pero en cambio, solo se giró y me sonrió.

—Yo debería arrepentirme de engañar a Gustavo, pero otro me da lo que él no. Tú me chingas bien cabrón, papi—Sonrió de forma inocente, negaba con mi cabeza. No debí venir y cometer semejante error, pareciera que soy bien masoquista al cometer el mismo error dos veces.