Me Pelea. [Noriel Danger] ©.

Capítulo 24.

El corazón lo tenía acelerado al igual que mi respiración y era obvio, ¿por qué no estaría así si a lo que más le temo se convirtió en realidad?

Que Noel me dejara.

Si estoy siendo sincera siento que ese es mi mayor miedo, que me deje por cómo soy. Pero no es mi culpa, yo solo estoy intentando proteger lo nuestro de aquellas víboras que nos quieren separar.

De seguro está con una de esas putas mientras yo pienso que esta durmiendo. Tome mi teléfono y lo llamé. Lo llamé una y otra vez, exactamente seis veces y no contestó ni una vez.

Voy para su casa.

Hoy mi madre estaba en una de los cumpleaños se sus amigas junto a mi papá entonces yo estaba aquí sola. Lo sé, es un milagro que mi madre no me obligo ir con ellos. No negaré que tropecé varias veces, creo que no fue buena idea tomar tanto alcohol. Como pude me logré ponerme los zapatos y mi abrigo, bajé al piso de abajo entre tropezones.

Me dirijo hacia la salida y después de varios minutos logré hacer que se detuviera un taxista. Le di la dirección de la casa de Noel y tomó rumbo hacia la destinación.

Apoyaba mi cabeza de la ventanilla, pensaba en él. En nuestras risas, en la manera que me trataba, en cómo me besaba, en cómo me hacía sentirme mujer. Y después pasó... Estaba llorando por un hombre en un taxi mientras estoy borracha.

Lo más que pensaba es en él, en su sonrisa, en su voz y en sus caricias lo más que lloraba.

( ••• )

Entre tanto pensar en Noel y entre tanto llorar no me di cuenta que ya habíamos llegado. Claro solo me dejó a unas casas de la suya pero estábamos cerca. Le entregué el único dinero que tenía encima, pues hasta eso se me olvidó traer.

Me bajé del auto y caminé hacia su casa. Note que las luces estaban encendidas, la música resonaba por todos lados y en el patio había mucha gente. Tenía una fiesta.

¡Espera! ¿Tiene una fiesta? Más le vale no estar con ninguna puta.

Caminé con mucha rapidez hasta su casa y cuando por fin lo hice no toqué la puerta sino que entré como si fuera la dueña de la casa. Y ahí estaba él bailando con la zorra de Laudy muy pegadito. Estaban todos, Ardilla, Ganda, Santana, su madre, absolutamente todos sus amigos estaban aquí y yo no.

¿Como no se atreve a invitarme a mi y a esa zorra si?

Caminé entre la multitud de la gente con una cara de enojo y mucha actitud causando que se voltearan a verme. Cuando llegue a ellos los separé a los dos, a ella por jalarla del cabello y tirarla del suelo y a él por empujarlo hacía atrás.

—¿Que crees que haces bailando con esta perra? ¿Ah? Contéstame, ¿que crees que hacías?—Le grite, él no hizo nada menos negar con su cabeza y en su mirada reflejaba mucho enojo.

—Primero que nada a mi me respetas, ¿oíste? Que me importa tres carajos si eres una nena de dinero o no.

Siento como me empujan, me volteé y la tome por su cabello tirándola al suelo y subiéndome sobre ella para darle varios puños y rasguños.

—Noel es mío canto 'e mamabicha. Que te quede claro que es mío, no te creas que porque no esté en esta fiesta que estarás con él porque estás muy equivocada. Es mío, ¿escuchaste? MÍO.

Siento como me quitan de encima de ella y por más que pelee contra aquella persona él era aún más fuerte que yo. Junto a Ardilla y Santana me empujaron hacia afuera y cuando me soltaron los dos se aseguraron de no dejarme volver a entrar.