Me Pelea. [Noriel Danger] ©.

T2, Capítulo 22.

—¿Qué horas son estas de llegar?

La luz se prendió de la nada dejando a ver a una Ariana con insomnio debido a mi espera, su rostro estaba con facciones duras demostrando su molestia.

Tragué en seco al mirarla.

-—Deberías haber estado dormida...—Susurré para mí mismo evitando su contacto visual.

—Pero no lo estoy.—Soltó duro golpe a la mesa a su lado haciendo que me sobresalté, no me gustaba verla molesta.—Ahora mismo me dices, Santos.

Suspiré recobrando un poco de fuerza, le tenía miedo a mi mujer cuando se molestaba.—En es Studio, me quedé componiendo y se fue volando el tiempo.

Ella asintió cruzando sus brazos, se acercó a mí con lentitud mirándome fijamente. Mierda, tenía miedo.

—Que curioso porqué llamé a Santana, a Panda Black, a Ganda, a Cuna Star. Llamé hasta a Jonniel. ¿Sabes que me dijeron? ¡Que te fuiste a las seis de la tarde de allí!

Mierda y mil veces más mierda.

—Deberías ir a dormir, estás embarazada mami. Por qué no me...

Ella me lanzó una de sus pantuflas con molestia.

—¡Cabrón de mierda me dices dónde estabas ahora mismo!

—Beba deberías calmarte, eso le hace mal al nene.

—No me voy a calmar un carajo, ¡Son las cuatro de la mañana!

...

—Mmm...—Sus gemidos eran ahogados, mientras nuestros cuerpos sudaban. Una corriente de placer se desplazó por mi espina dorsal al sentir cuando colocó sus piernas abrazadas a mi cadera.—Noel...—Sus dedos aruñaron mi espalda, gruñir. Sus paredes vaginales me apretaban bastante y eso me gustaba.

—¿Sigues... Molesta?—Mis movimientos se volvieron más rápidos dentro de ella mientras besaba su cuello mientras con una mano lo apretaba un poco.

—Cállate y clavame duro.—Sus jadeos se volvieron ahogados llegando al éxtasis, seguí con mis embestidas hasta terminar dentro de ella, estaba exhausto. Caí rendido encima de ella sin dejar todo mi peso. Nuestras respiraciones era irregulares.

Mi cabeza cayó en su cuello mientras trataba de regular mi respiración, aún seguía dentro de ella, sonreí dejando un suave beso en su cuello.

—¿No que estabas molesta, ma'?

Mi voz estaba tan agitada al igual que su respiración. Escuché su risa, admitiré que me aproveché de que su libido en estado de embarazo aumentaba constantemente.

—¿No que no volverías... Tarde y estarías pendiente de... Tu hijo, de nosotros?—Estaba agitada. Me levanté de su rico cuello para colocarme nuevamente encima de ella, le sonreí sacándolo de su interior. Un gemido escapó de sus labios.

—Perdóname, te juro que no ando de cabrón en la calle.

—Te perdono solo porque me vine muchas veces.—Dejó un beso tierno en mi boca. Yo sonreí.—Pero...—De pronto su mano se estacionó en mi cuello ejerciendo fuerza y presión en el.-Si me entero que estás con cueros o putas en la calle, te olvidas de que tienes bicho y mujer, cabrón.

Sonreí, ella me estaba empezando a asfixiar así que soltó su agarre.

—Y si estás mordia', baby mala mía, ¿Por qué no te quejabas cuando yo te lo metía?

Reí, ella enrojeció sus mejillas de la pena. Su pancita se notaba cada vez más y eso me ponía feliz. Saber que mi hijo estaba ahí, sano y salvo. Cuando a las veinte semanas de embarazo nos dijeron que sería niño grité de felicidad.