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La mañana se me había hecho eterna en el instituto. Me había tocado vigilar mis primeros exámenes con los chicos de Bachillerato y hacer una guardia con primero de la ESO que me había vuelto completamente loca. No había parado, ni si quiera me dio tiempo a tomarme un café, por lo que, cuando llegué a casa, me olvidé hasta de que ya debería estar comiendo y me tiré en la cama sin querer saber nada de nadie durante la siguiente media hora.

Me levanté, directa a coger algo precocinado de mi nevera y meterlo en el microondas y sonreí al ver que tenía un mensaje de Luisita.

Luisita

¿Qué tal tu primer examen como profe?

Espero que no suspendas a muchos

Yo

Poco más y me sacan hasta las respuestas

Cuando empiece a corregir te cuento, aunque me está dando una pereza verlos en la mesa

¿Los corriges tú por mí?

Luisita

No creo que sea buena idea

Yo

Si seguro que eras una alumna de 10, de algo te acordarás

Luisita

Todo se borró cuando tuve que estudiar Medicina

En mi cabeza solo entran enfermedades

Yo

Qué mal rollo eso

No quiero ni oír hablar de ellas

Luisita

Suele pasar...

He quedado con mi hermana, luego hablamos

Que vaya bien tu tarde corrigiendo

Yo

Gracias

Pasadlo bien

Dejé el móvil tirado en la cama y cogí mi lasaña, ya caliente, para ponerme enfrente del ordenador. Imprimí las tablas con el nombre de todos los alumnos para ir apuntando sus notas y comencé a corregir pensando que cuanto antes comenzara, antes me lo quitaba de en medio y así ganaba algún punto con los niños al entregarles la nota al día siguiente.

Cuando me quise dar cuenta eran ya las nueve de la noche y yo me había pasado toda la tarde acompañada de un bolígrafo rojo y papeles. Me quité los cascos, que me había puesto ya desesperada en algún momento del día, y  salí a la terraza a respirar un poco mientras me daba el aire de lleno en la cara.

La luz del piso de Luisita estaba encendida, pero no se veía a nadie por allí. Decidí sentarme en la silla que tenía y cerré los ojos haciendo algo de meditación. Al abrirlos, una chica, un poco más mayor que la rubia me observaba desde la ventana. La saludé con la mano, intentando adivinar quién podía ser, pero al ver cómo Luisita la llamaba desde el interior con gesto cariñoso, me metí en el interior, decidida a darme una ducha y preparar todo lo que necesitaba para el día siguiente.

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Luisita

Están echando La Novia en TVE y no sé por qué, pero me he acordado de ti

Un susurro en la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora