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La vida se ve mucho mejor escuchando música y eso es lo que había decidido aquella mañana. Era sábado, tenía dos días libres de tratamiento y por la tarde había quedado con mi hermana y Laura para comer cerca de su local para que pudieran irse desde allí a trabajar. Pero, antes, había decidido madrugar para salir a dar un paseo tranquilo sabiendo que me vendría bien.

Bajé en dirección a la Gran Vía, atravesé Preciados, la Puerta de Sol y terminé en el famoso Barrio de las Letras, lleno de versos en sus aceras y esculturas en las que era inevitable pararse a mirar. Automáticamente pensé en Amelia y en lo mucho que seguramente le gustaba aquel lugar, hasta que llegué a la estatua de Federico García Lorca y decidí sacarle una foto para enviársela.

Amelia

No me digas que estás en el mejor barrio de todo Madrid y no me has invitado a acompañarte

Yo

Pensaba que el mejor barrio era Malasaña

Más que nada porque vives ahí y el alquiler barato no creo que te esté saliendo

Amelia

Bueno, pues mi segundo barrio favorito junto con Lavapiés, claro

Yo es que creo que en otra vida habría vivido en un estudio en Lavapiés y escribiría guiones para películas sobre gente interesante de mi alrededor

Yo

Nunca es tarde y tiene buena pinta

Amelia

Se lo dejo a la Amelia de otro universo paralelo

Seguro que ella lo sabrá hacer mejor que yo

Yo

O no

Amelia

Bueno, ¿qué haces con Lorca y por qué no me has invitado?

Yo

Pasear

Y al verlo no pude no acordarme de ti

Amelia

¿En serio?

Qué bonito, aunque me hubiese gustado más verlo contigo al lado

Yo

Bueno, estás a tiempo todavía

Y nos podemos tomar un café por aquí cerca si te apetece

Amelia

Dame 15 minutos

No te alejes mucho de la zona

Sonreí a la pantalla del móvil como una auténtica idiota y comprobé que había mesas de sobra en las terrazas que rodeaban la plaza. Me quedé mirando algunas de las tiendas que había alrededor, hasta que miré la hora y decidí regresar a la plaza para esperarla, mientras observaba la estatua de Calderón de la Barca que estaba justo detrás de la anterior.

De repente sentí que alguien me tapaba los ojos y sonreí inmediatamente al reconocer su olor.

- No sabía que habías decidido cambiar a Lorca por Calderón – susurró en mi oído quitando ya sus manos y dejando un beso en mi mejilla como empezaba a acostumbrarse ya a hacer – Estás muy guapa

- ¿Tú has visto cómo voy? – le pregunté señalando mi sudadera

- Muy guapa, si es que a ti te queda todo bien, no puedo decirte otra cosa

Un susurro en la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora