24º Día - Cavar

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Una joven con una vestimenta extravagante y ojos de un color colorado le mira mientras realiza su tarea con la tierra.

—Así que vuestro trabajo consiste en cavar.

El chico le responde, se trata de un extraño ser con rasgos felinos, de pelaje azul en todo el cuerpo con orejas y cola. Va vestido con un chándal marrón.

—No es solo cavar.

Ella está sentada en lo alto, en el borde del lugar donde, su acompañante sigue golpeando en la roca con una extraña herramienta.

—Eres un gato de pocas palabras.

Se detiene y responde con sorna.

—Y tu un mono demasiado parlante.

La chica sonríe para sí misma, en su cabeza es como si se iniciase una gran batalla y estuviera al lado del líder de la facción enemiga, el cual ella y él luchan en un enfrentamiento a muerte. Aunque en esta ocasión sería un simple conflicto a ver quién ofende al otro antes.

—Soy humana, gatito.

Él no tardó en responder, mirándole profundamente, con sus iris en forma de shuriken dentro de sus ojos negros capaz de tragarse todo.

—Yo también.

—Tonterías —estalla en carcajadas—, se mire por donde se mire eres un gato.

Este le ignora, vuelve a su trabajo, pero pega un salto a un lado y una bola de agua impacta donde estaba el antes.

—¿Intentas ahora hacerme algún daño físico Langa?

La chica que estaba apoyada se ríe mientras alza su varita como un presentación a alguien, aunque solo están ellos dos. Lleva un traje violeta que le cubre por completo el cuerpo y un gorro puntiagudo sobre la cabeza, su pelo es oscuro con toques de azul.

—Eres un gato, un gato llorón.

Este aparece con agilidad detrás de ella y le roba el palo que parte en dos con cabreo. Langa sigue riéndose, lo que hace que Nekry se relaje mostrándolo en su pelaje.

—Es de pega ¿verdad?

—Efectivamente —responde ella—.

—No recuerdo haberte hecho nada para que intentes mojarme. —tira la varita rota a un lado y suspira, desvía la mirada de Langa para agarrar su pequeño martillo, pero este ha desaparecido—.

—¿Buscas esto? —la joven ahora sostiene el martillo con una mano que gira y lanza para volver a agarrarlo—.

—Si no es mucho pedir, me gustaría terminar la excavación antes de que llegue Sourze.

—¿Por qué?

Nekry, que así es como se llama el humano felino, le mira enfadado.

—Porque a diferencia de ti, tengo trabajo y le dije que lo terminaría antes de que...

Ella le interrumpe.

—No es eso lo que te pregunto.

El gato pone los ojos en blanco, sabiendo por dónde van sus intenciones, aún así le responde de la forma más educada y calmada.

—Es algo que me fascina, descubrir cosas antiguas, además es genial poder trabajar con el ratón al que más amo en el mundo.

— ¿Por eso los matasteis?

Nekry sonríe satisfecho, sabía perfectamente que era eso lo que iba a preguntar. Aún así intentaba dar buen rollo, pero esa pregunta era tan seria que si había algún divertido ambiente había muerto en el momento que se había creado el silencio.

—Yo no maté a nadie. —baja las orejas en señal de tristeza, a pesar de su evolución, es algo que siempre podrá hacer—.

—Absurdo —tira el martillo al lado del gato—, destruisteis a los habitantes de la Tierra para ahora investigarla cavando fosos, ojalá no hubieseis venido. —Anda de nuevo a donde antes estaba sentada, pero Nekry le para con su voz—.

—Sería lo mismo, ambos lo sabemos.

Tras eso otro silencio que se rompe al rato cuando el arqueólogo hace más profundo el hallazgo a golpe de martillo. No era su intención terminar así la conversación, tampoco estar esperando en tristeza a su chico, pero es algo que ambos sabían. Si ellos no hubiesen casi destruido a la humanidad un siglo atrás. Actualmente no quedaría nada, pues el planeta estaba en riesgo extremo. El ser humano había demostrado que no sabía cuidarlo.

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Relatos ahogados en frascos de tinta IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora