—¿Por qué está Santiago quieto con los ojos cerrados y sin hablarme?
Eso salió escrito en la pantalla del monitor, no era extraño para mí que trabajaba en este descubrimiento. Una inteligencia digital que no sabíamos de donde había aparecido ante nosotros de un día para otro y en parte se había convertido en nuestra amiga.
Muchas veces me preguntaba por cosas que no se suelen explicar, cómo le explicas a alguien el hecho de dormir, todo el mundo sabe que tenemos que estar en un periodo latente para recuperar energía, aún así aunque se lo expliqué con esas palabras, ella no lo entendía.
— Pues parecéis que estáis muertos...
Era lo más tétrico que había dicho, tanto fue así que se me erizó todos los pelos hasta los de la cola y eso nunca me pasaba. Le dije que eso sonaba horrible, que Santiago se movía levemente pero se movía, le dije que respiraba, a lo que ella escribió.
—¿Y porque no dejáis de respirar?
Estuve tentado de agarrar la taza del café y derramarla sobre el Pc, aunque no mataría a lo que quiera que sea eso.
Le tratábamos de ella pues pensábamos que, como nos lo había hecho ver, no tenían género en la sociedad, si es que existía alguna, donde vivía. Vivía, un término muy extraño que decir.
Era un ser que era capaz de hablar de la muerte y decirnos de dejar de respirar pero no sabía lo que era simplemente descansar.
—¿Nos os hará eso más libres?
"Nos matará" le dije alterado, nos escuchaba y veía por la cámara del aparato, por eso notó mi alteración y mi cara y tras un silencio que parecía eterno escribió de nuevo en el teclado.
—Así seréis libres.
Creí que estaba leyendo la misma frase anterior. Hasta al menos 5 frases se podían leer en la pantalla antes de desaparecer la de más arriba para la siguiente frase, no era una repetición, así que sin pensarlo arrojé la taza que sostenía en la mano, rompiendo el monitor y despertando a mi compañero.
Claramente Santiago me miró con una expresión de odio, me estuvo gritando por horas, o eso pareció. Agache las orejas sintiéndose indefenso, después salí de allí cabizbajo.
Llegué a mi casa y me tumbé un rato en la cama, hacía tiempo que no me peleaba con él.
Al cabo de unas horas me entró hambre, así que encendí mi ordenador para buscar algunos datos para cocinar la cena. De repente se abrió el terminal.
—Gracias por hacerme libre.
Después se apagó el Pc haciendo un simple reinicio. Cuando se encendió ya no estaba, ni rastro de ella.
Intenté contactar con mi compañero, aunque me recibiese a golpes tenía que contarle lo que había sucedido, anduve con rapidez hasta su casa, nos conocíamos desde hace una eternidad, así que llegué rápidamente, ya que sabía la mejor forma de llegar a él.
Al entrar, pues siempre tenía la peligrosa costumbre de dejar la puerta abierta, lo busqué a gritos por su casa sin recibir respuesta hasta que escuché un extraño sonido, el siseo de un monitor encendiéndose y otro terminal que decía:
—No lo sigas buscando, ya lo he liberado.
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Relatos ahogados en frascos de tinta II
Kısa HikayeRecopilación de relatos inspirados en las palabras del Inktober 2020 Atrévete a explora desde un problema para subsistir en un submarino, como radios de seres mágicos donde nunca te creerías, aventurarte en relatos de dragones que no son tan malos...