Extra 8 - Impostor

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"Error" saltaba en rojo en la pantalla, Ivef estaba molesto. Volvió a colocar su dedo en ella pero el mensaje se repitió acompañado de unos pitidos. El joven que había conocido debería estar muerto.

Nada jamás en toda la agencia fallaba, si lo hacía había una explicación y estaba claro, no era Ivef, ¿Entonces porque lo parecía? La máquina primera lo había detectado entero, no había ningún signo físico exterior que le hacía diferente, su ADN era similar y tampoco tenía nada de los Camalionian.

Era un impostor, "¿Pero qué fallaba?" El escáner de voz tampoco había saltado, así como el de la retina, únicamente este.

Así que lo comprobé rápidamente y lo que hallé me dejó estupefacta.

Las yemas de sus dedos estaban mal colocadas, su huella dactilar no coincidía porque estaba reflejada en un espejo.

Me ordenaron encargarme de él rápidamente.

El joven me miró con miedo en sus falsos ojos.

Lo inmovilicé contra el suelo colocando una pistola en su sien y cerrando los ojos al apretar el gatillo, la mancha que dejó me recordó a cuando lanzas un tomate, me limpie las salpicaduras.

Llamé a alguien para recoger el cuerpo. Y aunque a los ojos de los demás me hacía la dura, lloré durante un par de horas.

Se hacía tarde, así que salí de la guarida, dejé el arma allí y fui directa a mi casa. Todo estaba digitalizado, así que no había que preocuparse por nada.

Subí unas escaleras hasta llegar a mi puerta, coloque el índice en la placa de hierro, tenía frío, tenía ganas de ducharme, ver algo interesante y dormir. Estaba realmente estresada.

Me sobresalté por un pitido, miré con pánico el letrero.

"No coincide", me reí, "¿Me había confundido de puerta?"

Miré bien el número, este puesto en dorado sobre una puerta color azul cielo, número 8-93, de un primero. Era mi puerta. Coloque de nuevo el dedo. De nuevo la misma frase en la pantalla, "¿Quién diablos era yo?".

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Relatos ahogados en frascos de tinta IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora