3º Día - Voluminoso / Corpulento

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Manos en la mesa, movimiento de dedos con ritmo. Tenía que salir de allí. Pero la puerta estaba ocupada por un hombre de voluminosa forma. Parecía que algo se cocía afuera. Había elegido un mal día para ir a la posada "Las 3 raíces"

Era muy común que me sucediese sucesos alrededor, como si de alguna forma fueran atraídos hasta mi. Pero casi siempre en segundo plano. Pasaba por un camino que parecía silencioso y a los pocos minutos se desencadenaba una justa. Pero yo no estaba en el momento exacto.

Siempre me llegaban a mis oídos cómo había tenido lugar el suceso.
Un dragón dócil, una guerrera salvando a un príncipe encerrado que justo había pasado por donde yo, pero no me había visto. Y a ella tampoco. Y es que así era mi suerte.

Me encontraba de casualidad en la posada tras uno de mis maravillosos viajes en busca de fortuna, yo los llamaba así pero también tenía el problema de llegar el segundo al lugar y recoger lo que el primero se hubiese dejado. Y casi de milagro había algo.

Ahora me inquietaba, pues en el exterior se escuchaba algo digno de mi curiosidad, pero ese hombre grandote de aspecto extraño, el cual por muy raro que pareciese llevaba algo en los ojos que no dejaba ver ni su forma, ni color. Parecía una estatua, una figura puesta para que me resultase imposible saber que acontecía en la plaza del lugar.

Sus ropajes negros eran extraños, no sabría reconocer el material de lo que estaban hecho y si pensáis que no había intentado rodear a esa montaña para pasar, estabais equivocados. De hecho cuando me acerqué y intente cruzar, se movió de tal forma que no alcanzaba la puerta. Así que me reí y me senté en el barril a esperar.

Y finalmente se abrió la puerta, la luz de fuera iluminó el ambiente y entró un personaje cubierto entero por harapos y con un sombrero de copa marrón. Sin duda debía de ser un mago, pero lo más curioso es que al entrar no rodeo al gigantón, sino que lo atravesó sin más, como si nunca hubiese estado allí. Así pues me caí sorprendido del barril, lo que hizo que la gente se riese.

Cuando me levanté con dificultad, tropezando de nuevo con el contenido de mi bebida que se había desparramado por el suelo. La figura extraña y el mago habían desaparecido sin dejar rastro. Y nadie me sabía contar que es lo que había ocurrido allí fuera.
Como si no perteneciese a esta realidad.

05

Relatos ahogados en frascos de tinta IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora