Sin querer lo lancé por la ventana.
Era un rascacielos y estaba segura que cuando cayera estaría hecho polvo. Roto no podría hablar con mi pareja. Así que asustada fue bajando por las escaleras. Mirando de vez en cuando la ventana.
Como un dibujo animado, a veces caía en superficies que hacían un recorrido para suavizar la caída y después volver a caer en picado. Era muy nuevo y no tenía el seguro por si sufría algún daño.
La gente se asustaba al verme bajar, empujaba a quien estuviera por delante, era mi vida lo que estaba a punto de romperse, lo necesitaba diariamente, como todos en esta nueva época. Todos teníamos uno..
Corrí como si fuera un leopardo, saltando de vez en cuando trozos de escalera. Si me hacía daño no importaba, no me creía capaz de conseguir uno nuevo. Estaba segura de que podía llegar abajo antes de que impactará.
Había subido hasta ese edificio para hacerme una foto y en un descuido cayó. Casi me lanzó a agarrarlo. Pero no llegué a alcanzarlo.
Conseguí bajar bastante rápido de lo que me creía capaz, era como si tuviera un superpoder.
Llegue a la entrada. Ahora solo me tocaba encontrarlo en la calle. Para males del mundo está oscuro, estaba atardeciendo cuando se precipitó. Así que saqué el teléfono móvil para iluminar un poco.
La policía lo rodeaba.
Ahora solo era un amasijo de carne, casi me daba lastima verlo.
Por una vez sentía que era alguien especial para mí. Pero si no había sobrevivido, no merecía la pena. Era hora de encontrar otro novio.
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Relatos ahogados en frascos de tinta II
ContoRecopilación de relatos inspirados en las palabras del Inktober 2020 Atrévete a explora desde un problema para subsistir en un submarino, como radios de seres mágicos donde nunca te creerías, aventurarte en relatos de dragones que no son tan malos...