Extra 9 - No pises fiestas ajenas

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Está claro, la mayoría de historias fantásticas que empiezan con un navío son de fantasmas, zombies, fantasmas zombies, piratas.. es lo primero que viene a la mente tras esa palabra. Un barco abandonado es ideal para una historia de terror. Pero ¿Cómo podía crear una historia diferente? Pongamos la pluma en el tintero y empecemos.

Era una noche despejada, de hecho ni soplaba el viento. Cuando Jamimis llegó a aquel navío parecía estar atiborrado de gente. De hecho parecía que estaban montando una fiesta, pero nadie estaba en cubierta. Pese a estar iluminada.

Nuestro protagonista se coló sobre todo allí para ver si podía encontrar el amor de su vida, por desgracia todo había empezado diferente y al entrar a aquel salón no pudo encontrar nada más que dragones... ¡Dragones!

Los había de todos los colores y sabores. Jamimis se quedó asombrado, pues era la primera vez que los veía, estos ataviados con vestidos y trajes realmente humanos (huelga decir que eran antropomórficos) bailan heavy metal.

El joven no entendía lo que veía, era una situación de lo más esperpéntica, se quedó sin palabras y entonces alguien golpeó su hombro. Se trataba de uno de aquellas bestias que le miraban con ojos lascivos y metiendo su garra en el pantalón sacó su gran... baraja de póquer.

"¿Quieres jugar?" Dijo con una voz de lo más dulce. El chico se negó excusándose en que no conocía las reglas y el dragón de marchó.

Para sorpresa del muchacho, el apuesto ser se fue hacia una mesa y repartió las cartas. Le había juzgado por las apariencias.

Salió del lugar bastante triste con el mismo y se preparó para escapar sin que le viesen. Lo consiguió, pero cuando estaba en el muelle le pilló la policía, le acusaron de Pisador de muelles y pasó 40 años en prisión.

Y esa es la moraleja, "Cuélate siempre en fiesta ajena pero no pises los muelles, podrías rebotar e ir a la cárcel"

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Relatos ahogados en frascos de tinta IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora