25º Día - Compañero

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—Es tu compañero.

Mi padre se negaba a que lo tratase de otra forma.

—Escúchame Arya, no puedes tenerlo de novio, es demasiado poderoso.

Pero no le quería escuchar, nos habíamos besado, intercambiado fuegos y llegado a la pasión más de una vez.

Así que tras esa discusión con mi padre me fui de casa.

La primera vez que lo había visto había sido en un rollo de reunión al que asistía mi padre y mi abuelo. No me interesaba el más mínimo sus conversaciones, solo tenía ojos para él. Un débil fuego se había encendido en mi y me deje llevar.

Y él al conocerme también.

Pero, como los cuentos humanos, era socialmente imposible. Él era noble, de familia de ricos, presidentes... A la altura de reyes. Y yo. Una clase social realmente baja a la que gracias a que mi abuelo había llegado al milenio con vida, o básicamente, gracias a que era el único que conocíamos con esa edad, habían permitido estas reuniones.

En un lugar de temperaturas bajas, que a la mitad no nos afectaba pero aún así, las alas se helaban y volar era muy complicado. Abundaba cambios de clima más violentos en cuanto a frío y la nieve se veía diariamente desde las ventanas. Pero a mí me calentaba solo verle.

Lo deseaba de compañero y de lo que surgiese en adelante. Pero claramente, no es que nos hubiéramos anclado en el pasado, era mejor que si un Zig Zag Plateado tuviera descendencia, se preferiría que fuese con alguien que lo entendiese, esa era la visión del sabio Zitt y mi padre.

Pero yo podía tomar mis propias decisiones, ya era suficiente mayor.

Y el día que apareció la marca que nos emparejaba de por vida, su cara era para pintarle, no podía parar de reírme, reconoció que estaba equivocado.

Y pese a que en su privacidad seguía diciéndose a sí mismo que lo nuestro era una estupidez, pese al haber formado el vínculo, seguimos en contacto hasta su muerte, que gracias a los fuegos conoció a mis dos hijas.

Únicamente eso me hizo no desearle nada malo cuando no dejo. Ese día llovió ceniza.

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Relatos ahogados en frascos de tinta IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora