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Cargó las cajas y las llevo a la entrada del departamento; cansada se recarga contra la pared hasta llegar al piso

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Cargó las cajas y las llevo a la entrada del departamento; cansada se recarga contra la pared hasta llegar al piso.

No podía creer que realmente estaban haciendo eso. Apenas habían pasado cuatro días y ya estabos empatando todo para mudarse.

La desvelada con Baji había válido la pena. Esa misma noche encontraron la casa perfecta para los cuatro.

Desde su lugar veía a su mamá bailar feliz de un lado a otro emocionada, dejando de lado todas las tareas que tenían pendientes.

La radio tenía una canción de Las ketchup, pasando su mejor canción del año, a su madre le gustaba tanto que se había aprendido la letra como un reto.

El sonido hace retumbar las paredes y en lo profundo de sus oídos sensible, cerro un ojo y tapó sus orejas; le gustaba la canción, pero no soportaba el volúmen tan alto en el que mantenía su alocada madre.

—¡Baila conmigo Oyuki!—exclamó la mujer a gritos—Viene la mejor parte.

Santo cielo.

Era imposible que no viniera un vecino a quejarse.

—... Y la baila. Y la goza. Y la canta—a largo la "a" moviendo los hombros.

La niña tapó más sus oídos al oir a su madre gritar a todo pulmón la mejor parte de la canción, como si de un trabalenguas se tratara. La mujer llegó hasta ella tomando sus brazos y la jalo a la sala casi vacía.

Aun cantando movió a su hija para bailar juntas, brincando de un lado a otro; la albina soportando el dolor comenzando a sentir la canción y el ritmo, uniéndose poco a poco a su madre, importandole una,mierda los vecinos y disfrutando el momento con la mayor.

Disfrutando esos momentos que tenía con su madre.

Poco tiempo paso para que la canción cambiará, la mujer saco de una caja unos sombreros y como unos collares de plumas para ponerse los en sus hombros.

Sonaba otra canción  estadounidense que no conocían pero era realmente buena para sus oídos.

Estuvieron así un rato hasta que sus gargantas dejaron de emitir voz y sus pies no aguantaba más, cansadas se acostaron en el piso y bajaron el volúmen de la radio que ahora pasaba unas noticias.

Riéndose con energía su mamá le dio golpesitos en su hombro, intentando agarrar aire para poder hablar, pero terminaba riéndose más fuerte.

Unos minutos así duraron hasta que pudieron sentarse.

—L-luego tú—habló volviéndose a reír pegando su rodilla.

—Mamá—comentó riéndose levemente—Para o se te saldrá un pulmón.

Divertida se levantó por su teléfono, sonaba el tono de llamada.

Regreso a la sala para ver a su mamá acostada en el piso, intentando regular su respiración.

𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣 𝙁𝙧𝙤𝙨𝙩 || Baji Keisuke ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora