Crearemos un mundo donde ambos seamos felices.
Donde despertemos juntos cada mañana y seas la razón de que siga con vida, donde nos tengamos que enamorar cada minuto sin la necesidad de decirlo en voz alta, comunicandonos con una sola mirada para s...
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Cuando dijo que se tirarian de un puente juntos no imagino que lo decía encerio.
Luego de un largo recorrido por la carretera y pensar que la secuestraria llegaron a una desviación en la carretera en las montañas, había un enorme cartel con distintas "atracciones extremas" por así decirlo.
Desde tirarse en tirolesas, y lanzarse del famoso puentismo, hasta columpiarse en la montaña.
Tanto a Udai como a Baji les encantaban esos juegos extremos que te hacían gritar hasta perder la voz. En las ferias eran los primeros en probar cada juego mecánico de las ferias.
—Entonces, ¿cual quieres probar primero?—pregunto mirándola emocionado. No era el único.
Los ojos claros miraban todo con brillos y la adrenalina de escuchar los gritos la hacían emocionarse también.
Baji había logrado su objetivo principal.
Hacerla sonreír.
Lo sacudió con violencia, arrastrandolo a las tirolesas corriendo. Animados se formaron a la fila esperando su turno ansiosos; ambos se subieron en los dos cables distintos con todo el equipo de seguridad puesto.
—¡Oh mierda!—exclamó Baji al ver la altura por la que iban a pasar, la distancia no era tanta pero era suficiente con solo ver lo profundo que podría ser su caída si se llegaran a romper los cables que los sujetaba sus cuerpos—¿Nos podría empujar a los dos al mismo tiempo?
—Claro—los encargados contaron y siguieron la indicación del menor, empujando a los dos chicos.
El peli negro grito cerrando los ojos con fuerza, en cambio la albina soltó sus manos siendo golpeada por el aire haciéndola girar mientra avanzaba, admirando la belleza de la montaña y todos los árboles que la decoraban.
Apenas llegaron al otro extremo los ayudaron a bajar con cuidado.
—No siento las piernas—se quejó sentándose a un lado para no estorbar. Incómodo miro a su acompañante que no dejaba de mirarlo tan intesa—Entonces es verdad que no quieres hablar....
Desviando la mirada no dijo nada. Para ella aun era complicado todo lo que había pasado, tenía voz pero simplemente no utilizaba tan seguido como lo era antes.
—Sin preciones entonces—agregó colocándose enfrente suya en cuclillas—Te llevaré cargando hasta el próximo juego, así que sube.
—¿Qué no le dolían las piernas?—se preguntó Oyuki en su cabeza; pero no desaprovecharia la oportunidad de ser cargada por su amigo.
Se acomodo pasando sus brazos por los hombros del ajeno e igualmente sus piernas se cruzaron en la cintura de Baji.
En silencio avanzó hasta a el puentismo, estaba a unos metros pero se tomó su tiempo para llegar.
