DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.
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Capítulo 17: "El Acuerdo".
Sentía los labios como fuego apoderarse de los suyos de forma delicada y a la vez posesiva, su lengua invadía su boca, la acariciaba con ella sin duda y Kagome creía que se iba a desmayar de la impresión. Sentía tantas cosas ahora con aquel beso, aquel beso que ella le respondía de igual forma. De pronto fue consciente de los gemidos, roncos y ahogados de él que le rizaron más la piel, entonces se dio cuenta que ella le acariciaba la nuca, tal vez era debido a eso, bien, no lo sabía, pero se estremeció nuevamente queriendo que aquel momento fuera eterno. Sin embargo ya había recuperado la compostura, se estaban mojando, más que eso, empapando y entonces abrió los ojos con pesar intentando alejarse aunque Inuyasha se resistía, ella volvió a alejar su boca no sin antes él tomara su labio inferior reteniéndolo entre los suyos con travesura, abrió sus ojos dorados de un color intenso, cálido, le sonrió y finalmente la dejó. Kagome lo miró atentamente con seriedad, sentía que su corazón saltaba dentro de su pecho, que temblaba y que podía perderse en la mirada y en la sonrisa de él, de Inuyasha.
- Ven, vamos- Dijo el joven de pronto tomándole la mano y obligándola a entrar al pequeño edificio.
Lo siguió brindándole una pequeña sonrisa. ¿Cómo evitarlo? Ya lo había echo demasiado. Entraron al ascensor y el piloto de pronto se giró, tomó entre sus manos su barbilla y volvió a besarla con ímpetu. Él aun no podía creer que estaba al fin saboreando en su totalidad los labios de Kagome y mejor aún, que ella le respondía, tímidamente al principio, de igual medida después. Cuando sintió las caricias de ella tras su nuca se apartó resoplando débilmente y la miró a los ojos. Ni siquiera sabía qué decirle, a pesar de que sabía que tenían mucho de que conversar... le sonrió y le acomodó el flequillo que goteaba agua de lluvia y entonces acercó sus labios y los posó sobre su frente, su piel demasiado cálida lo sobresaltó y se separó para mirarla preocupado.
- Tienes fiebre...
- No es nada...- Murmuró posando su mano sobre la suya que estaba esta vez sobre su mejilla. La puerta se abrió e Inuyasha la observó sin inmutarse en que debían salir. Estaba preocupado, sí, por ella, por su salud, por cómo había escapado, qué había sucedido...
Kagome se separó de él y caminó saliendo del pequeño cubículo, el piloto la siguió y luego se adelantó para abrir su puerta Otra vez maldición la llave se negaba a entrar en la cerradura, no pudo evitarlo, estaba nervioso ¿o era frío? Qué más daba ahora.
- Pasa...- Sonrió triunfal ante ella. La muchacha le devolvió la sonrisa y entró. Apenas puso sus pies en el departamento su estómago se encogió de nervios. Recordaba la última vez que había estado allí, en Navidad, cuando se habían intercambiado regalos y cuando él la había casi besado. Cuando escuchó la puerta cerrarse tras su espalda tembló involuntariamente y su mirada castaña se oscureció, bajó la vista sintiéndose muy nerviosa y avergonzada. Esta ahí, sola junto a él, en otras circunstancias, nuevas para ella, su pecho subía y bajaba con fuerza debido a la respiración, estaba muy nerviosa, pero a pesar de eso se giró decidida y lo miró.
- Yo... yo sé que te dije...
Sus palabras se interrumpieron cuando él se acercó a ella para besarla otra vez. La muchacha estaba impresionada y de pronto su cuerpo pareció no responderle, él la tomó desde la cintura acercándola más a su pecho y besándola con vehemencia. Una y otra vez sus labios acariciaron los suyos como si quisiera devorarlos y Kagome creía que por momentos perdía la conciencia. Sus besos le erizaban la piel y de la boca de su estómago nacía un fuego que poco a poco se encendía más y más. Se separó turbada posando sus manos por sobre su pecho y de nuevo la mirada dorada se posó en sus ojos quitándole el aliento.
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Irresistible Obsesión
RomanceDesde que la vio no se la pudo arrancar del corazón, aunque la chica no compartía el mismo sentimiento. Sin embargo, nunca pensó que al enamorarse de ella, se ganaría al más peligroso y despiadado enemigo. (INUXKAG)