Capítulo 1: Ayudando a una Desconocida

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

"Irresistible Obsesión"

Desde que la vio no se la pudo arrancar del corazón, aunque la chica no compartía el mismo sentimiento. Sin embargo, nunca pensó que al enamorarse de ella, se ganaría al más peligroso y despiadado enemigo.

Lady Sakura Lee

Capítulo 1: "Ayudando a una desconocida"

Sus pasos firmes y seguros resonaron fuertemente haciendo eco en aquel estrecho pasillo. No se encontró con absolutamente nadie, comprensible, era la hora de la comida del mediodía y todos estaban de seguro en el comedor principal.

El joven de sagaz mirada dorada finalmente se detuvo frente a la puerta. Sus ojos leyeron sobre un gafete de acrílico y letras blancas "Coronel" y él de inmediato se quitó la gorra y comenzó a acomodar su camisa azul clara que cubría un pecho varonil y musculoso, aunque no en exceso, sí atlético; pasando la mano por el frente intentando borrar alguna arruga invisible. Finalmente respiró hondo y tocó dos veces sobre sus nudillos, muy leve. Esperó sólo un instante y luego la voz potente que provenía del interior.

- Adelante.

El muchacho posó la mano en la perilla y entró. La habitación era muy clara, con múltiples fotografías de aviones y antiguos héroes de la aeronáutica nacional que él ya conocía de memoria, pues varias veces había estado ahí. Caminó a paso firme y se detuvo frente al escritorio en donde un hombre en sus cuarenta y tantos, cabello castaño, ojos sagaces del mismo color y uniforme azul oscuro que ocultaba un enorme cuerpo musculoso, parecía estar leyendo algo. El joven juntó los talones provocando un sonoro chasquido y posó su mano derecha sobre su frente.

- A su orden, Coronel- Dijo con voz potente y ronca, irguiéndose ante él.

El hombre levantó la vista lentamente y lo observó con seriedad.

- Descanse Teniente.

El muchacho bajó la mano y relajó sólo un poco la postura, sus ojos como el fuego se detuvieron en los de su superior con intriga y a la vez extremado respeto.

- Gracias.

El Coronel volvió a hojear unos últimos documentos y luego miró al joven Teniente con tranquilidad, recostándose en su cómoda silla.

- Como sabrás, Inuyasha...- Comenzó con su voz ya no tan grave, mientras juntaba las manos sobre su escritorio a modo de rezo-... debido al cumpleaños del Emperador hay una semana completa de fiestas... muchos aprovechan de tomar estos días como vacaciones de invierno... y por esa razón se les da a todos en el regimiento la semana libre... bueno, exceptuando los que deben quedarse a hacer la guardia...

- Me quedaré con la guardia, señor- Interrumpió el joven con seriedad.

El hombre lo miró asombrado creyendo que no escuchaba bien lo que oía. Bien sabido era la popularidad de aquel joven con las chicas y los días en que salía de descanso era bastante bien aprovechado. Suspiró casi riendo y se levantó para caminar con lentitud hasta llegar a él.

- Muchacho... - Dijo mirándolo a la cara-... has trabajado duro este año... pero no, no te quedarás con la guardia.

Inuyasha, el joven piloto, Teniente de la Fuerza Aérea del Japón, lo miró con confusión tragando fuertemente, insatisfecho. No, no quería volver al exterior ahora... estaba seguro que entrando a su solitario departamento se encontraría con ella, Tsubaki... maldita mujer, "bruja", le decía, se negaba a aceptar que el "affaire" había terminado. Lo acosaba, lo buscaba, le rogaba... ¡que fastidio de mujer! aunque era su culpa también...

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