Capítulo 29: Dudas

135 32 3
                                    

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 29: "Dudas"

Pestañeó graciosamente, sus ojos castaños y aun húmedos de lágrimas lo miraron realmente sorprendida.

- ¿Qué dices?- Preguntó Inuyasha en un profundo susurro impaciente. De pronto vio como las mejillas de ella se caldeaban bajo sus manos, entonces las retiró de su rostro y vio los dos rosetones casi febriles. Hubiera querido reír, parecía una chiquilla tan avergonzada y a la vez pasmada ¿acaso había dicho una cosa fuera de lugar? La sonrisa que comenzaba a esbozar desapareció y entonces frunció levemente el ceño, tragando apenas y experimentando nuevamente la duda con respecto a los sentimientos de Kagome- No... ¿no quieres? - Sugirió en un hilo de voz.

Kagome pestañeó rápidamente volviendo a la realidad, hubiera creído haber escuchado mal, o mal entendido. El rostro serio de Inuyasha pasó a uno que le dolió el corazón. Sus labios varoniles se formaron en curva, sus ojos dorados se entrecerraron y luego bajó la vista hasta las sábanas, suspirando pesadamente. Ella se aproximó a él y fue quien tomó el rostro del piloto con sus manos en sus costados, clavó su vista castaña, sobre las pupilas doradas, sonriendo ampliamente.

- Claro que sí quiero...- Respondió en un murmullo. Cuando Inuyasha escuchó esas palabras, entreabrió los labios y posó sus manos sobre las suyas.

- De... ¿de verdad?- Preguntó perplejo y observándola ansioso y a la vez angustiado. La chica asintió y entonces Inuyasha se aproximó y la besó impetuoso. Por los besos que le daba ahora sentía que le hormigueaba los labios y también la piel, sonrió turbada deshaciéndose de su boca, aunque cuando lo hizo sintió un extraño vacío. A él no le molestó, al contrario, estaba demasiado feliz para encontrar cualquier pretexto absurdo para deshacer su felicidad, aunque en realidad los efectos de los calmantes le estaban haciendo efecto y por eso estaba tan dócil como una blanca paloma. Dejó caer la cabeza en la almohada creyendo que la habitación giraba a su alrededor. La chica se levantó aun sonriente y él retuvo una de sus manos- Kagome... dime una cosa... – Aunque sus pupilas estaban casi dilatadas y le costaba retener la vista, ella sintió que aún en esos momentos la observaba con demasiada atención.

- ¿Sí?- Preguntó sonriendo y levantando ambas cejas. Pero Inuyasha estaba serio otra vez, muy serio.

- ¿Me amas?

En cuanto preguntó eso, el piloto tragó con fuerza. Ahí estaba la pregunta que tanto ansiaba hacerle y que ni siquiera se había atrevido a preguntar, sentía miedo pensar que ella le dijera que no, era absurdo creer eso, pero sí, las circunstancias que los había unido, sumado a los acontecimientos acaecidos, no garantizaba el que ella estuviera a su lado por amor. La vio inclinarse a él acariciando su frente y apartando los mechones de su cabello, la sonrisa que ella llevaba antes nuevamente había desaparecido.

- No deberías dudarlo... si no te amara no estaría aquí...

- ¿En serio? – Contrarrestó en un susurro incrédulo. Kagome sonrió, parecía un niño chiquito, pensó. Miró la mano que él aferraba a la suya y entonces la levantó y fue ella quien besó sus nudillos. Su piel siempre era tan cálida que pareció quemarle los labios. Levantó sus ojos a él, notó que respiraba con fuerza por el sube y baja de su robusto pecho.

- Cuando te conocí...- Musitó muy bajito-... no tenía una buena opinión de ti... siempre había escuchado que eras un libertino... mujeriego...

Irresistible ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora