Capítulo 6: Confesión

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 6: "Confesión"

Estaba ejercitando los músculos de la espalda intentando liberar toda la ansiedad que tenía cuando sus ojos dorados se centraron en Kouga Koizumi que entraba junto a otros dos de menor rango al gimnasio. Su cuerpo se tensó al instante y se detuvo a observarlo. Maldito imbécil. Después de lo sucedido en el baile lo único que deseaba era no toparse con él y volver a verla a ella, a Kagome, sin embargo había algo que le decía que no lo hiciera, y aún así no podía evitarlo, necesitaba verla, ¡a como diera costa!

Kouga lo divisó y había un brillo extraño en sus ojos azul hielo, el joven piloto tomó una toalla y salió de allí casi refunfuñando. ¿Creía que iba a ganar? Eso ni pensarlo. Sonrió con arrogancia de sólo imaginarlo.

Estaba demasiado helado aquel día y él creyó que tal vez nevaría, pero era muy pronto aun. A lo lejos escuchaba los villancicos de las mismas alumnas del colegio Jidai y se preguntó si ella también cantaba. Sonrió levemente, Kagome tenía una voz hermosa, es perfecta, pensó. Su corazón latió otra vez con fuerza al recordar las palabras de Kouga. ¿Comprometida?

Sus manos se aferraron fuertemente al manubrio de la motocicleta cuando las campanas del exclusivo colegio sonaron, dando término a la jornada escolar. Suspiró fuertemente tras el casco y minutos más tarde las jóvenes comenzaron a salir. Otra vez lo mismo, algunas lo miraban descaradamente sonriéndole y hablando entre ellas y él con sus ojos fijos esperando verla, sintiendo que cada segundo le era un torturante y eterno instante.

La muchacha de ojos verdes lo divisó en seguida y ladeó el rostro a Kagome que llevaba la cabeza baja con las mejillas completamente encendidas y los labios apretados, sin lugar a dudas la chica ya era consciente de qué él estaba ahí, reconocía el calor de su mirada penetrante sobre ella haciéndola estremecer y alterarla hasta el punto de querer salir arrancando de ese lugar.

- Kagome...

- Debo irme- Dijo en cambio alzando el rostro a la muchacha con seriedad, hizo un gesto con la cabeza y sólo alcanzó a dar dos pasos porque la amplia estampa de Inuyasha se le cruzó en el camino haciéndola casi chocar contra su pecho. Alzó la vista apenas, temblando por completo y la sonrisa que él le brindó la hizo tragar con fuerza.

- Hola de nuevo.- Murmuró acercándose e inclinándose hacia Kagome que retrocedió un paso enojada, él sonrió más como si nada. Verla con su abrigo, bufanda verde y un gorro de lana que cubría parte de sus cabellos le causaba una profunda ternura, parecía tan vulnerable- Sólo quiero darte un beso en la mejilla...

- No- Respondió ella bajando el rostro y retomando su rauda y desesperada caminata. Sin embargo no fue mucho lo que pudo avanzar, a lo lejos escuchó las risas de las demás muchachas.

- Oye...

- ¿Porqué no me dejas tranquila?- Dijo ella volteando y mirándolo con profundo resentimiento. Intentó nuevamente escabullirse pero él le sujetó fuertemente de un brazo. Al instante un hombre alto, de traje oscuro y gafas lo tomó del hombro con fuerza y Kagome palideció.

- Suelte a la señorita.- Ordenó. Inuyasha la soltó de inmediato y aun con la mano del otro gorila sobre su hombro le habló a la chica con dolor.

- Creí que podíamos ser amigos ¿Qué ha cambiado ahora para que me trates así? – Frunció el ceño al ver la mirada esquiva de ella- ¿Acaso tu novio te ha dicho algo de mí?- Preguntó burlón.

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