DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.
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Capítulo 22: "La Jugada de Naraku"
La pizza estaba a medio comer sobre la pequeña mesa de centro, la música suave de la radio inundaba como un vaho de ensueño la habitación. Buyo estaba en el otro sofá, envuelto en varias mantas, cobijado y con una pata entablillada. Había tenido suerte, pensó Inuyasha, luego de lo que había sucedido.
¿Cómo alguien podía haber azotado sin piedad a un minino de no más de 2 meses? Había que ser bastante cruel para eso. Pero confirmó como era el padre de Kagome, ya no tenía dudas. La miró otra vez mientras dormía por sobre el sofá, con su cabeza recostada en sus piernas mientras él permanecía sentado. Pasó la mano por sus suaves cabellos y la escuchó murmurar algo, un sollozo. Se acercó y le murmuró palabras de consuelo junto a su oído y otra vez la muchacha recuperó la tranquilidad de su sueño.
Era ya media noche ¿la dejaría volver a su casa después de lo que su padre la había culpado? Cuando la chica le relató aquello casi no lo podía creer, le costó mucho consolarla y hacerle creer que ella no era la culpable de nada, que su padre lo había dicho como un arrebato, sin pensar, pero sabía que aquellas palabras no dejaban por todo conforme el corazón de la chica. La tormenta allá afuera era horrible, le recordó aquella vez en Suiza, cuando la había encontrado lastimada. Tragó con fuerza y dolor al darse cuenta de que sus sospechas eran horriblemente verdaderas. Aquella vez, la vio lanzarse desde una pendiente y juró que no viviría. Sabía que había intentado quitarse la vida, bueno, era una sospecha, ahora estaba seguro que era ese su cometido. Suspiró pesadamente y acercó sus labios tibios a su sien. Cuanto deseaba poder hacer algo para que dejara de sufrir. Tragó con fuerza y su corazón latió fuertemente al posarse una idea en su cabeza, en ese mismo momento, ella se movió incorporándose y abriendo los ojos con pereza. Miró a su alrededor y sus ojos castaños se detuvieron en los de él, el piloto le sonrió, su mente quiso decirle ¿Acaso leíste mis pensamientos?
- Inuyasha...- Susurró sentándose a su lado y acomodándose luego el cabello.
El joven piloto la observó, los movimientos de ella le parecieron suaves, pausados y graciosos, su corazón se reconfortó con un calor que ya conocía bien, sonrió más y deslizó ambas manos por su cintura mientras posaba sus labios en su cuello tibio ahora. Ella se ruborizó y sonrió apenas, sintiendo cosquillas.
- ¿Cómo te sientes ahora?- Murmuró él con su voz ronca y su aliento caliente chocando contra su piel. La chica se estremeció ante los pequeños y húmedos besos, luego la lengua se deslizó provocativamente por todo el largo de su cuello, no supo porqué, un gemido ahogado se escapó de su garganta provocándole una extraña descarga eléctrica en la columna vertebral, entrecerró los ojos y luego los abrió algo asustada ante la reacción de su cuerpo, ladeó el rostro mirándolo turbada mientras Inuyasha sonreía traviesamente.
- Qué... ¿Qué hora es?- Tartamudeó poniéndose de pie como un resorte y pasándose un mechón de su cabello tras el oído, sintiendo las mejillas ruborizadas y la humedad aun en su cuello.
El piloto sonrió y se puso de pie tomándola por los brazos y obligándola a mirarlo a la cara, a penas ella alzó la mirada avergonzada a él, tragando con fuerza y temblando involuntariamente, la sonrisa que Inuyasha llevaba poco a poco fue desapareciendo, los ojos dorados que la observaban con detenimiento se desviaron de los suyos para posarse en sus labios, luego en la frente, después una mano se alzó y se enredó en las puntas de su cabello, jugueteando con los rizos que traviesamente ahí se formaban, finalmente él apoyó la frente en su suya y cerró los ojos aspirando aire fuertemente. Kagome pasó del completo nerviosismo a la curiosidad con cada uno de sus actos. Esperó hasta que el muchacho volvió a abrir sus ojos y apartó la frente de la suya, lo vio tragar con fuerza y otra vez los ojos de fuego posarse sobre su vista.
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Irresistible Obsesión
RomansaDesde que la vio no se la pudo arrancar del corazón, aunque la chica no compartía el mismo sentimiento. Sin embargo, nunca pensó que al enamorarse de ella, se ganaría al más peligroso y despiadado enemigo. (INUXKAG)