Capítulo 24: Oscuros Sentimientos

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 24: "Oscuros Sentimientos"

¿Porqué la trataba de esa forma tan despectiva y fría? Kagome tragó con dolor sentándose pesadamente en la cama, dejó a Buyo en ella y volvió a recordar las duras palabras de Inuyasha.

Todo salía mal, siempre. Estaba hastiada de que siempre sucediera lo mismo. Sólo había querido estar con él en ese momento y olvidarse de su tormentosa realidad, dejar de recordar la imagen de su madre muerta en su alcoba, dejar de sentirse culpable de su muerte, dejar de sentirse agobiada de los compromisos, de la vida.

Luego ya no pudo más y ocultó el rostro entre sus manos llorando con amargura. No podía ser, Naraku no podía arriesgar la vida del que era su "protegido" sólo por ella, porque Inuyasha estaba a su lado, aquello no podía ser posible, era inconcebible, absurdo y cruel, eso la hizo sentirse más culpable. Se mordió los labios maldiciendo su existencia, tal vez si hubiera acabado con su vida aquella vez en Suiza nada malo pasaría ahora. Ella era la culpable de todo, de todos.

Pero jamás lo hubiera conocido a él... a Inuyasha. ¿Aunque de qué valía ahora? Se miró el abrigo negro y bajo el la ropa oscura del luto, alzó el rostro con ojos inexpresivos pero rojos, deseando en ese momento, simplemente, morir.

Tragó con amargura observando sus manos que descansaban en su regazo y se dio valor para seguir adelante, como siempre. Meditó que lo primero era hablar con el Mayor General, suplicar por la vida del piloto... estaba dispuesta a cualquier cosa por salvarlo... aunque Inuyasha no creyera en sus palabras... tal vez hasta sería lo último que haría.

Se puso de pie y de pronto sintió una extraña punzada en el corazón que la hizo detener su cometido. Palideció totalmente y sólo pudo pensar en él, en Inuyasha, entonces sin pensarlo demasiado, como si fuera un horrible presagio, corrió al pasillo y luego bajó las escaleras porque de pronto lo único que necesitaba era cerciorarse que se encontrara bien. Cuando abrió la puerta de salida de la mansión dio un respingo y ocultó el grito tras su mano al ver la cara y el cuerpo imponente que cubría casi toda la puerta, de Naraku.

- Buenas Noches...- Saludó sonriente y luego frunció el ceño al darse cuenta del estado de la chica, entonces acercó ambas manos a sus antebrazos, ella retrocedió de inmediato mirándolo turbada- ¿Qué sucede niña mía?

- Déjeme...- Protestó intentando soltarse pero le fue inútil-... Oh, por favor, déjeme salir...

- Estas alterada... no puedo dejarte ir así...- Respondió él empujándola hacia adentro de la habitación y cerrando la puerta ruidosamente tras su espalda.

Kagome estaba completamente alterada, su respiración era forzosa y ahora, en presencia de ese hombre, temblaba por completo.

- Necesito... salir de aquí...- Balbuceó bajando el rostro e intentando acercar su mano a la perilla de la puerta pero el hombre le tomó la muñeca con inusitada fuerza y sus ojos oscuros se posaron en los suyos haciéndola estremecer de miedo.

- Creo que es muy tarde para que una señorita como tú este en la calle- Musitó con voz ronca. Ella enrojeció de pronto de rabia y fastidio intentando soltarse pero le fue inútil.

- Déjeme maldi...- Bramó desesperada.

- ¿Qué sucede aquí?- Interrumpió el señor Higurashi horrorizado al ver la conducta de su heredera. Kagome lo miró aterrada con los insultos a medio decir y entonces tragó con fuerza soltándose al fin de la mano de Naraku.

Irresistible ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora