Capítulo 33: Maquinaciones Perversas

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 33: "Maquinaciones Perversas"

Sentado en su pulcra celda, Inuyasha meditó sobre su situación. Desde que había conocido a Kagome, las cosas con respecto a la Academia se habían tornado, por decirlo menos, en un desastre. Sus ojos como el fuego estaban entreabiertos y observaron al hombre que no veía desde el accidente. Se levantó apenas e infló su pecho acercándose lentamente hasta los barrotes.

- Señor...- Murmuró sintiendo un inusitado malestar en el estómago ¿porqué le desagradaba el rostro apenado de ese hombre?

- Hijo... qué lástima lo que ha sucedido...

El joven piloto hizo una leve mueca y se pasó una mano por sus cabellos casi impaciente.

- Sé que es mi culpa...- Habló con seriedad pero con un dejo de perplejidad-... pero pensé que sólo me expulsarían... no que me iban a encarcelar.

- No tengo ni la menor idea qué ha pasado...- Respondió cínicamente suspirando con pesar-... las ordenes son de altos mandos, el General Brigadier es estricto en estos asuntos... hablé con él... no quiere escuchar razones...

Inuyasha lo observó un momento y luego le sonrió.

- Gracias, Señor...

El Mayor General observó con detenimiento su rostro, a pesar de las circunstancias, notó que bajo el halo de la tristeza y el desconcierto, Inuyasha lucía bastante tranquilo y cambiado... más maduro, más serio... más hombre, lejos de la impaciencia de aquel loco muchachito que él ayudó a entrar en la Academia. ¿Acaso era por tener a Kagome Higurashi a su lado? Deseó apretar ambas manos sobre su cuello hasta quebrarle la traquea si fuera posible, apretó los puños poniéndose rojo de ira y al ver al joven piloto levantar una ceja extrañado, sonrió controlándose y respirando pausadamente.

- ¿Le pasa algo?

- ¡Oh! – Respondió sorprendido, pero reponiéndose de inmediato-... es que... pensaba en lo mal que esta todo esto... – Sus ojos estaban muy fijos en los del muchacho-... si el General Brigadier quiere... pueden juzgarlo y condenarlo por un par de años.

Lo único que le faltaba, pensó mirándolo sin expresión, pero sintiendo los fuertes latidos de su corazón. Volteó luego pensando en Kagome, ahora debía estar sola y pasarían la segunda noche de bodas separados, eso era absurdo. Naraku lo observó altivo alzando la barbilla, pensando que esto era una parte más de su venganza... pensar en matarlo acabaría con su sufrimiento igual que Inu no Taisho, pero no, necesitaba hacerlo sufrir, poco a poco, lentamente...

- No entiendo cómo pudieron enterarse tan pronto...- Murmuró el joven piloto y en ese momento volteó. Naraku volvió a observarlo con tristeza y suspiró apenas.

- Todo se sabe hijo... algún amigo tuyo... quien sabe...

Tensó Inuyasha la mandíbula y sus ojos dorados se tornaron más brillantes, esta vez el joven estaba dolido, desilusionado y casi podía el Mayor jurar que hasta estaba levemente atemorizado.

- Dígame una cosa, señor...- Inuyasha tragó fuertemente con el rostro que denotaba demasiada angustia-... ¿Qué cree que pasará conmigo? No pueden arrestarme por esto.

- Las reglas de la Fuerza Aérea son estrictas... si se presentan cargos en su contra... tendrá que ser enjuiciado... y a partir de eso ya no hay vuelta atrás...

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