Capítulo 9: Nadie Puede Estar Solo

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 9: "Nadie Puede Estar Solo"

Acostado en su cama meditó lo sucedido durante aquella mágica tarde. Cierto, Kagome era una chica algo tímida e introvertida, pero estaba seguro que era debido a la estricta crianza que había recibido de sus padres. Una muchacha perteneciente a una de las familias más ricas del país, cuidada con sumo recelo por su familia como si fuera su mayor tesoro. No le extrañaba. Y tenía razones adicionales para serlo, pues era la única hija y heredera de los multimillonarios Higurashi.

Esto se estaba volviendo complicado, más complicado de lo que imaginó... tal vez se hubiera dado por vencido, pero Kagome... Kagome lo había mirado de una forma nueva aquella noche en el estacionamiento, incluso le había besado la mejilla, en un inesperado acercamiento que tanto ansiaba. Aun podía sentir el fuego de sus labios sobre su piel, como una marca ardiente. Sonrió y se llevó la mano hasta donde estaba el recuerdo de aquel casto beso.

- Kagome...- Susurró sintiendo la extraña sensación en el pecho, entrecerró los ojos llenándose de su recuerdo. ¿Qué tenía ella que lo tenía así? Tal vez su notoria diferencia con las demás chicas con las que había estado... y más aún, la increíble sensación en que reaccionaba su cuerpo cuando la muchacha estaba a su lado. Como si le perteneciera, como si ella fuera suya de toda la vida... alguna vez había escuchado que cada ser humano tenía su media mitad o alma gemela en algún lugar del mundo... estaba seguro que Kagome era su complemento, el amor, estabilidad, apoyo y el deseo de proteger a alguien que tanto necesitaba. Sí, esta obstinado a tenerla, a conquistarla, fuera como fuera. – Kagome...- Volvió a susurrar casi quedándose dormido.

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- Señorita Kagome...

La muchacha estaba en la sala mirando el árbol navideño que le parecía tan frío y diferente a los que había visto en aquellas películas. Sin amor, ni cariño o dedicación ¿por qué todo tenía que ser así?

- Señorita Higurashi, su limusina la esta esperando.- Dijo la sirvienta otra vez mirándola extrañada por el raro mutismo de ella. La chica asintió, luego miró a la mujer que veía más que a sus propios padres y preguntó tímidamente.

- ¿Y mis padres?

- Salieron muy temprano, señorita...

- Claro...- Murmuró con voz queda y tragando apenas. Así como iban las cosas... no le extrañaba tener que pasar una Navidad sola.

Caminando por el empedrado de su fastuoso jardín no pudo evitar ver lo paradojal que esto le resultaba. Sus padres la cuidaban mucho, cierto, tenía guardaespaldas, horarios para todo, los mejores colegios y sin embargo ellos casi nunca estaban en casa. De todas formas no le extrañaba, aquel matrimonio solo era de apariencias ahora.

Ultimo día de clases, nada que hacer en realidad. Podría sentirse dichosa por ello, terminaba el colegio y debería estar feliz igual que sus escandalosas compañeras que lo único que hacían era hablar del dichoso baile. El Baile de Presentación en Sociedad. Tembló sin querer otra vez, las chicas a su lado tenían a los muchachos más guapos como acompañantes y ¿ella?

- ¿Con quien irás Kagome?- Preguntó una muchacha que siempre le gustaba fastidiarla. - ¿Acaso con el piloto que te viene a buscar?

- No...- Murmuró frunciendo el ceño con seriedad y sintiendo un horrible malestar de sólo pensar en ir a aquel maldito baile de presentación. Era absurdo.

Irresistible ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora