Capítulo 32: Amor y Consecuencias

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 32: "Amor y Consecuencias"

Sus ojos castaños y oscuros estaban fijos en el sol que apenas salía tras las colinas del barrio de Roppongi. Kikyo lo observó desde su espalda con una leve sonrisa, le había dado la noticia la noche anterior de que su amada, predilecta y única hija se había finalmente casado con aquel piloto y peor aún, sin siquiera pedir su consentimiento. Ginta Higurashi se había enojado, enfurecido, arrasado con rabia con todos los papeles que estaban en su escritorio, finalmente se había quedado sentado con ambas manos sobre su cabeza, sumergido en sus pensamientos. Ella se había ido a acostar y ahora, al levantarse, lo había encontrado ahí, mirando por el ventanal, pensando en quien sabe en qué cosas.

- Supongo que... finalmente las desheredarás...- Murmuró ella tragando con fuerza, sin embargo la respuesta fue un profundo silencio. La mujer se movió lentamente a él tocándole el hombro-... déjala hacer lo que quiera... vayámonos juntos a otro país... disfrutemos de la vida... Ginta...

- No la perdonaré...- Musitó el hombre de pronto. De inmediato una gran sonrisa se dibujo en los labios sensuales de aquella mujer.-... nunca lo haré... maldita... ni siquiera lleva ya nuestro apellido... maldita...

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- Casi no creo que ahora sea Kagome Taisho... Murmuró la joven dibujando con su dedo una línea imaginaria en el pecho desnudo de él. Lo escuchó sonreír, ella no alzó la vista para mirarlo porque sabía cual sería la expresión de su rostro. -... ¿sabes, Inuyasha? Nos casamos y ni siquiera hicimos planes juntos... quiero decir... no quisiera quedarme en casa todo el día... me gustaría trabajar...

- Mmmm, preciosa...- Murmuró casi con voz felina presionando más la mano que descansaba en la espalda de ella y acercándola a él- ¿Tenemos que hablar de eso ahora?...

- ¿No quieres?- Preguntó alzando el rostro y el joven observó el cabello desordenado, caído sobre su frente, le sonrió y luego levantó una ceja.

- Tenemos tiempo para eso...

Kagome simplemente sonrió y dejó reposar su pequeña cabeza sobre su pecho, sin embargo sus pensamientos volaron esta vez a su padre. Recordó el último encuentro que habían tenido y aquello la entristeció demasiado. Aunque Inuyasha había dicho que ahora él era su familia, no era al cien por ciento feliz con ello, su padre era su padre. Sin embargo ella meditó que lo mejor en estos casos, era darle tiempo al tiempo. Él, algún día tendría que entender, perdonar, aceptar. La muchacha pronto se recuperó de sus pensamientos pues sabía que no era el momento adecuado para hacerlo.

Inuyasha comprendió que los pensamientos de ella vagaban más allá de la habitación, él se irguió y la chica lo observó con sus ojos muy abiertos y dubitativa. La sonrisa plácida en su rostro sereno y a la vez juguetón que él le brindó la complació de inmediato.

- ¿Damos un paseo por la ciudad? – Preguntó Inuyasha.

- Pero nevará...- Murmuró Kagome desviando la vista hasta la ventana con las cortinas abiertas aun y un cielo que comenzaba a poblarse de nubes.

- ¿Y no lo encuentras mejor?- Preguntó él con voz ronca y observándola con atención a los ojos cuando ella se volvió, la muchacha pestañeó confundida frunciendo levemente el ceño, él sonrió más-... me recuerda aquel día en que te conocí... en Suiza...

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