Capítulo 5: Fuera de su Liga

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 5: "Fuera de su Liga"

- ¿Te acordaste que estas en un hospital y que tienes a un amigo casi moribundo?

Inuyasha parecía llevar el mundo en sus espaldas, apenas alzó el rostro a él exhalando un suspiro, luego caminó con demasiada lentitud hasta la ventana. Desde aquel tercer piso había una bonita panorámica de la ciudad. Era ya de noche y todo estaba completamente iluminado, hermoso, pero se notaba que hacía demasiado frío.

Miroku lo observó desde su cama frunciendo el ceño. Jamás lo había visto de esa forma, parecía tan ausente en ese momento, como si nada más existiera a su alrededor. ¿Acaso era por ella? Suspiró agobiado meneando la cabeza.

- Se llama Kagome Higurashi...- Dijo de pronto e Inuyasha abrió un poco más los ojos sorprendido, volteando para mirarlo-... cursa el último año del colegio de señoritas Jidai... lo cual significa que esta pronta a egresar...

- ¿Qué?... ¿Cómo sabes...?- Murmuró sorprendido y con un extraño matiz oscuro en sus ojos.

- Mi querida Sango me lo dijo... – Respondió sonriendo satisfecho, al ver como el joven Teniente levantaba una ceja corrigió-... la enfermera de hace un rato... dice que "tu chica" hace un año esta de voluntaria aquí, enviada por el colegio, claro, que es responsable de entregar los encargos a los pacientes de sus familias y también del reparto de libros de entretención... que es muy responsable, muy amable, aunque un poco callada, tímida tal vez...

- ¿Te dijo todo eso?- Preguntó asombrado y sintiendo una sensación extraña en el corazón. Su mente le trajo el recuerdo de ella otra vez, en la cafetería, ahí, tan cerca suyo.

- ¿Todavía usted aquí?

La joven enfermera lo miró desde el umbral con severidad. Inuyasha le sonrió débilmente despertando del pequeño ensueño en que se había sumido, luego se dio cuenta que ella tenía razones para decirlo. Era demasiado tarde ya.

- Ohh, querida, ¿vienes a darme el beso de las buenas noches?- Preguntó Miroku. La muchacha entró en la habitación con una pequeña cajita gris, la cual dejó sobre la mesa que estaba junto a la cama, abrió y extrajo una pequeña jeringa. Al verla Miroku palideció e Inuyasha rio.

- Ahí esta tu beso de las buenas noches- Dijo Inuyasha dispuesto a salir pronto de ahí. Ver gritar a un hombre adulto realmente no era un espectáculo agradable de ver.

- Eso... vete, ahora que ya sabes todo de tu chica...

- Creo que va a ser algo difícil acercarse a esa muchacha... - Dijo la enfermera enterrando la aguja sobre un pequeño frasco de líquido blanquecino-... Kagome... su familia la cuida bastante y ella sale bien poco...

- Es que los Higurashi son una de las castas más antiguas y a la vez ricas del país...- Dijo Miroku sintiendo una leve capa de sudor en la frente y sin apartar sus ojos azules de la jeringa que ya estaba llena de aquel líquido.-... no me extrañaría que tuviera incluso guardaespaldas...

- Los tiene- Acotó la enfermera secamente. Luego miró a Inuyasha- Esa muchacha esta fuera de la liga de ustedes, así que será mejor que lo olviden...

¿Fuera de su liga?... ¿Fuera de su liga? El joven de mirada dorada la miró tan seriamente que ella se obligó a desviar la vista. Las manos de Inuyasha se pusieron en puño y finalmente hizo una mueca exasperado.

Irresistible ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora