Capítulo 35: Por Ella

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 35: "Por Ella"

Pestañeó sin comprender la razón de su sorpresivo enojo y luego sonrió creyendo que tal vez había malinterpretado su reacción. Cuando terminó de hablar con su abogada Kagome salió del baño y comenzó a vestirse presurosa y sin mirarlo, él se levantó frunciendo el entrecejo, extrañado de su actitud y la rodeó por la cintura mientras aun ella se abotonaba la blusa.

- ¿Qué sucede, preciosa?

Apartó la mano que intentaba abrochar los botones y luego le levantó el rostro desde la barbilla, Kagome esquivó su mirada con enfado y él sonrió divertido.

- ¿Pero qué sucede?... – Preguntó sorprendido y con voz ronca- ¿Estas enfadada?... ¿porqué?

Kagome alzó al fin la mirada castaña y él notó la frialdad de sus ojos, la sonrisa que el piloto tenía se borró poco a poco, ella intentó soltarse pero le fue inútil ante la insistencia del muchacho que con sólo una mano la tenía fuertemente aferrada de la cintura y pegada casi a su pecho.

- Kagome... – Insistió aun sorprendido ante su enojo.- ¿Es por la abogada?

La muchacha al fin alzó la vista nuevamente y lo miró con rencor.

- Tu abogada... no sabía que era una chica...

- ¿Una chica?- Repitió abriendo un poco más sus intensos ojos dorados.- ¿qué sucede, Kagome?... – Luego sonrió-... ¿Estas celosa, preciosa?

- No me aclaraste ese punto... Inuyasha...- Dijo ella mirándolo directo a los ojos y haciéndole nuevamente borrar la sonrisa de sus labios. El joven hombre hizo una mueca suave, desvió sus ojos a un lado y luego volvió a posarlos en los de ella sintiéndose perturbado por su cambio drástico de humor, aquello lo molestó.

- Vaya... parece que no confías en mi después de todo...

Kagome se quedó muda mirándolo, pero su semblante cambió a uno casi avergonzado, él notó el rubor en sus mejillas y lo nerviosa que de pronto se había puesto, pero no dijo nada, aflojó el agarre de su cintura y su mano abandonó la barbilla que estaba casi altiva. Inuyasha suspiró sintiéndose sin ánimos de discutir por algo que no tenía sentido, volteó y caminó al baño dejándola sola y haciéndola sentir tonta y estúpida por un inesperado arranque de celos. Kagome frunció el ceño. Pero aquella voz... aquella voz tan desagradable... sacudió la cabeza creyendo que deliraba y terminó de abotonarse la camisa que estaba a medio camino. No, tal vez estaba demasiado nerviosa con lo de Inuyasha y verse separada de él era como una amenaza latente y horrible que la agobiaba. Respiró hondamente dispuesta a disculparse.

Pero estaba en la cocina cuando él se marchó, quedándose con el desayuno del piloto sobre la mesa, helándose y con un dejo de culpa demasiado abrumador.

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- Pero... – Ella pestañeó confundida creyendo que bromeaba- ¿Renunciar?

Inuyasha tocó con la punta de sus dedos sobre la mesa, algo impaciente, a veces sentía que la mirada oscura de aquella mujer parecía querer posesionarse de su alma, le costaba un poco enfocar sus ojos dorados en ella, cada vez que lo hacía sólo podía recordar el enfado de Kagome.

- No puede hablar en serio...- Musitó Kikyo cruzándose de piernas.

- Es mejor señorita Kitzuna...- Respondió Inuyasha impasible-... tengo razones para hacerlo, he comenzado una nueva vida junto a una chica maravillosa y lo principal es vivir tranquilos ¿comprende?

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