La hice cambiar de posiciones, ahora ella estaba recostada y me miraba expectante, esperando con ansias mi actuar, no la hice esperar y ataqué sus labios, los cuales estaban ahora con el doble de grosor y un intenso color rojo. Abrió sus piernas permitiéndome acomodarme entre ellas, con una de sus manos despeinaba mi cabello mientras que con la otra acariciaba mi mejilla, bajaba por mi cuello y volvía a subir a mi mejilla.
Bajé con mis besos por su barbilla, recorriendo su mejilla llegando a su oído -Ana- le susurré mientras jugaba con el lóbulo de su oreja. -Ana, no podemos hacer esto- le susurré nuevamente y le di una suave mordida.
-Shh- me calló sin siquiera abrir los ojos. -Tú sigue, si podemos- me tomó de la barbilla para que retomara el camino a su boca.
Decidí hacerla sufrir un poco, así que me dirige a una de las zonas más sensibles, su cuello. La besaba con pasión y lentamente, cosa que la hacía desesperar, comencé con besos húmedos, que conforme pasaban los segundos se hacían mayores, daba delicadas mordidas, ya que no quería dejarle marca alguna, y cada vez que le daba pequeños mordiscos, soltaba pequeños gemidos, a causa del placer que le proporcionaba, bajé entre la loma de sus pechos hasta que llegue a la parte baja de su abdomen, comencé a jugar con el borde de su ropa interior, logrando que sus gemidos aumentaran, además de arrugar la sabana con sus manos, encorvó su espalda y volvía subir tomándola por la espalda apegándola aun más a mi cuerpo.
-Lo siento pero no podemos- era increíble la fuerza de voluntad en mí a estas alturas, no era mayor que mi excitación, pero no podía hacerlo. Seria abusar de ella.
Abrió sus ojos y me miraba sin entender -Estas ebria- le dije mirándola. -Y yo, tengo no-novia- ¡Dios! Pero cuanto me costaba decirle eso. Su mirada se volvió inexpresiva, no me decía absolutamente nada y era algo ¡¡realmente molesto! Ya que no sabía si estaba molesta, o si no le afectaba en lo absoluto.
-Discúlpame- le dije mientras delicadamente sacaba mis manos dejándola recostada en la cama, besé por última vez esos preciosos labios y salí de la habitación. -¡Eres un idiota!- una voz en mi interior me gritó.
NARRAS TU
Me desperté por el estúpido timbre del teléfono. -¿Nadie puede contestar?-pregunté molesta en mi interior.
Sin salir de las sabanas estiré mi brazo para responder el teléfono.
-¿Sí?- contesté.
-Martinez, te recuerdo que tienes detención y ya tienes media hora de retraso- era el director.
-Hay no- dije con fastidio.
-Tienes veinte minutos para llegar al colegio, si no tendrás doble castigo- me dijo y seguido colgó el teléfono.
-¡Dios! ¡Mi cabeza!- miré hacia el techo tomando entre mis manos mi cabeza, la cual sentía que de un momento a otro explotaría -Pero ¿qué rayos hice ayer?- pensé al darme cuenta de que estaba en ropa interior, froté mis ojos, me puse de pie pero unos horribles mareos me llegaron, esperé hasta estabilizarme para ir a mi closet y sacar ropa, mientras buscaba que me pondría, lo que sucedió ayer invadía mi mente, reí tontamente al recordarme bailando sobre la mesa.
Recordé al chico que la hacía de barman -Todo fue su culpa- reí en mi interior, tomé un jean entubado y un buzo, me cambié, tomé los lentes más grandes y oscuros que tenía. Me dirige al baño para poder peinarme, me paré frente al espejo mientras que juntaba mi largo cabello para atarlo con la primera liga que encontré.
-¿Qué es eso?- pregunté en mi interior cuando vi un ¿moretón? en mi cuello.
Ladeé mi cabeza para ver mi cuello del otro lado y logré ver otro -¿Pero qué?- dije cuando los recuerdos volvieron a inundar mi memoria.
-¿¡Estuve a punto de hacerlo con Michael!?- dije tapando mi rostro. -¡Es un idiota! ¡Estaba ebria! ¡Como pudo hacerme eso!- me pregunté indignada. -¡Y además tiene novia!- me sentía tan estúpida, y más porque no recordaba todo lo que había pasado, sólo eran pequeñas escenas las que llegaban a mi cabeza.
Saqué maquillaje de mi bolo para tratar de cubrir las marcas, pero era imposible, la marca rojiza aún se lograba ver.
Me coloqué las gafas para que no se vieran mis ojeras, tomé mi bolso y salí de mi habitación.
Bajé las escaleras tratando de hacer el menor ruido posible, ya que hoy por ningún motivo quería encontrarme con Michael. Llegué al primer piso, estaba por salir, cuando escuché su voz.
-¿Anasstasia?- dijo en tono de pregunta ...
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El niñero
Teen Fiction¿Quien pensaría que el niñero que tanto odias & desprecias, se convierte en el amor de tu vida ...? Esta es la historia de Anasstasia Martinez & Michael Miller. De como todo puede dar un giro de 360° ...