Capítulo 55

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Comencé a reír ante la gran marca roja que había dejado sobre su cuello.

-Creo que se nota un poquito- le dije aun riendo ya que ese 'poquito' no era para nada diminuto.

Se separó riendo de mí y se hincó en la cama para poder verse en el espejo colgado en la pared.

-¿Poquito?- dijo con la boca abierta. -¿Amor desde cuando te convertiste en vampiro?- seguía riendo, regresó y se volvió a acomodar sobre mí, sosteniendo su peso en sus codos.

-Shh- le dije riendo. -Se van a dar cuenta- toda la familia de Michael estaba a solo unas habitaciones. Y fácilmente se podrían escuchar nuestras risas.

-¿De qué te transformaste en vampiro?- preguntó irónico. -Claro que se van a dar cuenta- señaló su cuello.

-De eso y de que estamos en la misma habitación- afirmé riendo. -No creo que sea algo lindo que alguien venga y me encuentre así- señalé mi ausencia de vestimenta.

-Para mí si es lindo que estés así- mordió su labio inferior.

-Ja-ja- dije sarcásticamente. -Sabes no es justo- le dije fingiendo estar molesta.

-¿Que no es justo?- me miraba divertido.

-Tú aun conservas toda tu ropa y yo, pasando frío- era completamente mentira el cuerpo de Michael me brindaba la temperatura perfecta. No sentía ni frío, ni calor. Simplemente perfecto.

-¿Pasando frío?- dijo incrédulo. -Me hubieras dicho antes, yo puedo cambiar eso muy fácilmente- dirijo su rostro a mi cuello nuevamente donde reanudó su acción pasada. Besaba y mordía lentamente una de las partes más sensibles de mi anatomía. Sentí la punta de su lengua tocar mi piel y poco a poco comenzó a deslizarla hasta mi clavícula. Acción que provoco que se erizara mi piel por completo, era más que obvio que el 'frío' estaba desapareciendo.

Siguió con sus besos por la loma de mis pechos hasta mi abdomen. Yo seguía acariciando su cabello mientras que solo disfrutaba de las caricias y besos que Michael esparcía por todo mi cuerpo.

Teníamos que parar. Toda nuestra ropa se encontraba en el piso excepto nuestra ropa interior inferior.

-Mi-michael no podemos seguir- le dije haciendo un enorme esfuerzo por contener mis jadeos y gemidos.

-Si podemos- contestó agitadamente sin separarse de mi cuello mientras que con sus dedos jugaba en la parte baja de mi abdomen. Introducía un dedo por debajo de mi prenda y después lo sacaba haciéndome enloquecer.

Lo tomé de la barbilla y lo atraje a mis labios mordí estos levemente. Ya no podíamos detenernos. Poco a poco comenzó a bajar mi última prenda, cuando un fuerte sonido como de cristal contra el piso nos alertó.

-¿Qué fue eso?- le pregunté sobresaltada al mismo tiempo que a la velocidad de la luz tomaba todas nuestras prendas del piso y se las pasaba.

-Espera aquí- me dijo poniéndose rápido el short mientras que yo me vestía.

-¡No!- le susurré antes de que abriera la puerta. -Si te ven salir de aquí nos matan- literalmente claro, ya que no sabíamos si era alguien de la familia o un ladrón.

-Tengo una edad suficiente para estar contigo en una habitación, no me dirán nada- afirmó riendo.

-Pero yo tengo diecisiete hermoso- le recordé, puse rápidamente mis tenis y salí en contra de la voluntad de Michael.

Llegué a la cocina y me encontré con Esthefani. Suspiré aliviada.

-¿Hey que pasó pequeña?- le pregunté ya que estaba sentada en la barra y cubría su rostro con sus manos.

-Me serví agua y se me cayó el vaso y se rompió- explicó triste.

-¿Pero no te sucedió nada?- le pregunté preocupada mientras me acercaba a ella y revisaba sus manos para asegurarme de que no se hubiera lastimado.

-No- contestó apenada.

-Perfecto- le contesté sonriente.

Rodeé la barra y entré a la cocina, busqué los vasos y serví en este un poco de agua.

-Aquí tienes- le dije y puse el vaso sobre la mesa, solo sonrió sonrojada.

Comencé a levantar los trozos de cristal del piso y los ponía en una bolsa. Segundos después bajó Michael.

-¿Que sucedió?- preguntó cuando entró a la cocina.

-Solo un accidente- le contesté.

-Se me resbaló el vaso- le contó.

-¿Estás bien? ¿No te paso nada?- le preguntó haciendo lo mismo que yo, tomó sus manos y buscó herida alguna y tampoco encontró. Esthefani y yo comenzamos a reír y Michael solo nos miraba sin entender.

-Ten cuidado princesa- le dijo agitando tiernamente su cabello.

Terminé de limpiar la última gota de agua del piso. Michael tomó los pedazos de cristal y los tiró en el bote de la basura.

-Gracias Ana- me dijo Esthefani dándome un abrazo el cual gustosa recibí.

-Hey yo también ayudé, porque solo le das las gracias a ella-

-Claro que no, solo tiraste la bolsa- le contestó riendo.

-Pero- reclamo Michael.

-No la molestes- la defendí y este volteó a verme indignado.

-Buenas noches- se despidió Esthefani riendo para después subir a su habitación.

-¿Subimos?- le pregunté rodeándolo con mis brazos por la espalda, me puse en las puntas de los pies para poder acomodar mi cabeza en su hombro

-¿No prefieres estar con mi hermana?- se cruzó de brazos y yo solo solté una carcajada por lo bajo.

-Sabes, ella es adorable- tomé sus manos y las pase por mi cintura. -Pero tú me vuelves loca- tardó menos de dos segundos en aferrarme a su cuerpo y unir nuestros labios.

Una fingida tos seguida de un 'Lo siento' provocó que nos separáramos de abrupto.

-Yo, eh- intentó hablar Michael nervioso.

-No se preocupen, no vi nada- contestó ...

El niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora