Capítulo 3

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-¡Hey Ana!- me saludó Max, mi ex novio. Max y yo éramos los mejores amigos junto con Alexa. Pero una tarde él creyó que la relación entre nosotros dos podía ir a más. Y lo acepté, me llevaba muy bien con él, pero nos comenzamos a distanciar y quedamos que mejor sería volver a ser los buenos amigos que éramos.

Un mes después comenzó a salir con Alejandra.

-Mi amor ya te dije que no me gusta que le hables a esta- Alejandra le susurró en el oído, mi, digámoslo así, 'Peor enemiga', fue un susurro hecho intencionalmente para que lo escuchara.

-Tú mejor que nadie sabes mi nombre- le dije fulminándola con la mirada. -Así que vuélveme a decir 'Esta' y verás como- me puse de pie pero Alexa me volvió a sentar.

-Creo que será mejor que nos vallamos- le dijo Max a Alejandra.

-Es lo mismo que yo pienso- me miró burlonamente y se fueron tomados de la mano.

-Tienes que tranquilizarte- me dijo Alexa.

-¡Alexa! es que me pone mal verla!- le dije aun asqueada. -Además tu mejor que nadie sabes que ella solo está con él porque piensa que me lastima- ambas reímos.

Ya que habíamos intentado decírselo a Max, más este nunca nos creía y prefirió seguir con su 'Barbie'.

Max es muy atractivo, cabello castaño, ojos marrones, sonrisa encantadora y con unos sentimientos hermosos pero la bruja de su novia ha ido haciendo todo lo posible por desaparecerlos, así que solo nos saluda de vez en cuando.

Entramos a las últimas clases, se pasaron rápido, entre algunos regaños para que guardara silencio y risas junto con los del salón. Digamos que soy 'algo' sociable. Y hablo con todo el salón, sólo en clase de Biología, con la única que no hablo es con la señorita ''soylamashermosadelmundo''.

-¡Es que no entiendo cómo puede estar con ella!- me dijo Alexa cuando llegamos a su casa.

-Lo sé es tan, tan ¡Hueca!- reímos y ambas bajamos del auto.

-¿Ey y tú a dónde vas?- me dijo cuando vió que le puse alarma al auto.

-Es que no tengo ganas de ir a mi casa- le dije con cara de suplica.

-¿Qué? ¿No tienes ganas de ir a ver por detrás a tu niñero?- soltó una carcajada.

-¡Eres una tonta Alexa!- le dije también soltando una sonora risa.

-Anda ven- me dijo, entramos a la casa. Ya la conocía más que bien, ya que cada dos semanas me quedaba a dormir o si no Alexa iba a mi casa.

-¡Tía!- saludé feliz a la mamá de Alexa.

-¡Como estás Ana!- me dijo mi tía de cariño.

-Muy bien- le conteste sonriente.

-Me dijo tu mamá que saldrían del país- me dijo haciendo una cara de angustia.

-Sí- le dije igual.

-Si necesitas algo Ana ya sabes que cuentas con nosotras- me abrazó.

-Sí, muchas gracias- le agradecí.

-No creo que necesite nada- rio Alexa. -Le contrataron un niñero- levantó ambas cejas rápidamente. Sólo la fulminé con la mirada. -Bueno estaremos en mi habitación- le dijo Alexa.

-Está bien- contestó y subimos a la habitación.

Nos la pasamos hablando de cosas sin sentido, sobre el colegio y cosas triviales.

-¡Y luego viste como te miró!- soltó una carcajada.

-Sí- reí junto con ella. -El día que le desfigure la cara estará contenta- pelear no era lo mío, pero Alejandra me sacaba de mis casillas, con ella es una constante lucha día a día. Y la verdad es fastidiante.

-¿Tú crees que Max se enoje contigo si le haces algo?- me preguntó intrigada.

-Pues no lo sé- le conteste indiferente. -Pero no sólo porque es su novia voy a estar soportándola-

-¡Ana son las siete de la noche!- me dijo asombrada.

-¿Qué?- pregunté igual de sorprendida.

-A alguien la van a regañar- cantó y yo solté una carcajada.

-No me importa- le dije desinteresadamente.

Aún me quedé más tiempo ya que me habían invitado a cenar, y no podía rechazar la invitación así que acepte, Salí de la casa de Alexa a las nueve de la noche.

Llegue a la casa y estacione el auto, tomé mi bolso y como si nada entré a la casa.

-¿Qué parte de a las tres en la casa no entendiste?- me dijo caminando desde la sala.

-¿Y tú que parte de no me interesa no entendiste?- le contesté y camine hacía las escaleras, para después dirigirme a mi habitación pero este en cuestión de segundos me alcanzó a mitad de las escaleras.

-Mira, déjame te explico por si no te quedó claro, tus padres me dejaron a cargo así que si te digo que a las tres, tú llegas a las tres-

-Y si no quiero ¿qué?- lo desafié mientras ambos nos eliminábamos con la mirada.

-Muy fácil- subió otro escalón para quedar en el mismo que yo, comenzó a acercarse mientras que yo retrocedía, hasta que el barandal de las escaleras me lo evitó, su cercanía era demasiada, tanto que nuestras respiraciones se mezclaban ...

El niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora