-¿Anasstasia?- dijo en tono de pregunta.
Lo ignoré olímpicamente, fingiendo que no lo había escuchado, salí, pero volvió a llamarme.
-Anasstasia- me di media vuelta para verlo. -Quiero hablar contigo- me dijo.
-Sabes, tengo detención y ya voy tarde- le dije fríamente mientras salía.
-Entonces te llevo- me dijo caminando hacia donde yo estaba.
-No, no es necesario- le dije pero ahora él fue el que me ignoró.
Subí al auto, en realidad si era necesario ya que ni de broma llegaría en veinte minutos si me iba caminando, y no estaba como para soportar doble castigo, ya que aun sentía que mi cabeza estaba por explotar.
El ambiente en el auto era demasiado denso, gracias al incomodo silencio que había, normalmente íbamos peleando, pero ahora ninguno reclamaba absolutamente nada.
Giré un poco mi cabeza, para poder verlo. Ya que gracias a mis lentes no se daría cuenta de que lo miraba, su mirada no se despegaba del camino, y su rostro era totalmente neutro, miré su cuello y tenia igual unas marcas en el, sólo que se notaban un poco más.
-Dime que no las hice yo, dime que no las hice yo, dime que no las hice yo- rogué en mi interior mientras regresaba mi mirada hacia el frente.
Se paró en la puerta del colegio y volteó a verme.
-De verdad necesito hablar- me dijo.
-Me iré caminando a la casa- le interrumpí y bajé del auto.
Sinceramente no quería hablar con él, se había aprovechado del estado en el que estaba, y peor aún, teniendo novia, así que no hablaría con él para nada, sólo fingiría que nada había pasado o más bien que no recordaba nada.
Mientras entraba, escuché el rechinar de las llantas del auto de Michael, que se había molestado.
Entré para dirigirme al aula de detención, en el camino me topaba con personas que me sonreían, me saludaban de lejos o me decían 'Buena Fiesta'. Sin ponerles mucha atención seguía caminando, hasta que me topé con alguien que me miraba con cara de pocos amigos. -Rayos- pensé mientras le dedicaba mi mejor sonrisa.
-River- dijo imitando mi voz, ya que así lo había hecho cuando me dijo que no me quería ver ebria.
-Lo siento, se me escapó de las manos- le dije con cara de cachorro abandonado.
-No ¡Ese fue el problema!- me dijo serio. -El problema fue que la botella no se te escapó de las manos- alzó al voz.
-Hey, hey tampoco me grites- le dije riendo.
-Y luego el idiota ese nos culpo a mí y a Alex- me dijo algo molesto.
-¿Por qué?- le pregunté sin entender.
-Nos dijo "¿Qué? ¿No pudieron evitar que bebiera?"- me contó. -¿Se preocupó por mí?- pensé.
-¿Y qué le dijiste?- le pregunté.
-¿Hey qué es esto?- me dijo mientras tocaba las marcas de mi cuello.
-No son nada- le dije tratando de ocultar mis nervios.
-Como que no son nada- me dijo mirándome. -Estas no son marcas cualquiera- descubrió de que se trataba.
-Es alergia- mentí.
-Tengo tres años de conocerte y nunca te había dado una alergia- me dijo bastante seguro. -¿Estuviste con Michael?- me dijo ahora evidentemente molesto tomándome del brazo.
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El niñero
أدب المراهقين¿Quien pensaría que el niñero que tanto odias & desprecias, se convierte en el amor de tu vida ...? Esta es la historia de Anasstasia Martinez & Michael Miller. De como todo puede dar un giro de 360° ...