Capítulo 49

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Me di la media vuelta, para verlo de frente. Sus ojos estaban cristalizados, a diferencia de los míos que ya estaban inundados y mis mejillas completamente empapadas.

-¿Que si te amo?- no había pregunta más estúpida, apenas y me podía sostener en pie por el dolor que sentía en mi interior y él se atrevía a preguntarme si lo amaba. -Yo ya te había dicho que cuando decía que te amaba no jugaba- le dije seriamente a pesar de que todo mi interior se contorsionaba.

-Entonces no me lastimes así y déjame explicarte lo que sucedió- dijo en tono de suplica al mismo tiempo que me tomó de las manos.

-No-no es el momento ni el lugar- le dije quitando mis manos.

-Cualquiera es el lugar y el momento para recuperarte- tomó mi rostro entre sus manos, quería tragarme todo mi orgullo y devorar esos labios rojos, sus caricias sobre mi piel, embriagarme con ese aroma tan especial y perderme en esos hermosos ojos como tantas veces lo había hecho.

-¿Ana, por qué lloras?- era Caro. -¡Rayos!- pensé, volteé a verla y me miraba consternada.

-No pasa nada, solo me sentí algo mal- mentí y le sonreí forzadamente.

-Si quieres podemos irnos ya- me dijo tomando al cachorro.

-Si, será mejor que nos vallamos- le dije.

-Las llevamos- dijo Michael mirándome acompañado de Esthefani.

-No hace falta traigo el auto- le contesté.

-Pero no puedes conducir así- se estaba aprovechando de la situación.

-Claro que puedo- le dije molesta. -Ya me siento mejor-

-¿Segura?- no lo lograría. -¿Tu qué dices Caro?- le preguntó y esta rió tímida. -¿Las llevo? O ¿la dejas conducir?- lo miré fulminantemente. -Podemos pasar por un helado- le dijo moviendo rápidamente sus cejas, los ojos de Caro se iluminaron. Ama el helado.

-¡Sí! ¡Tú nos llevas!- dijo feliz. -Gracias hermana- pensé sarcásticamente.

-Entonces ustedes vallan por el helado y yo me iré a casa en MI auto- me crucé de brazos.

-Mmm- dijo poniendo su mano en su barbilla como pensando. -Eso no se puede-

-¡Já!- reí sarcásticamente. -¿Ahora tú me vas a decir que puedo hacer y que no?- le reclamé.

-No, pero te daré dos opciones- Caro y Esthefani nos miraban divertidas. -Podemos ir en tu auto, te llevo a casa y luego yo regreso por mi auto- dijo sonriente. -O podemos ir en mi auto por un helado, dejamos a Caro y a Esthefani en casa y regresamos tú y yo por tu auto- levanto su ceja izquierda y sonrió.

-¿No hay una que nos implique a ti y a mí juntos?- le dije y se escucharon las pequeñas risitas.

-Entonces ¿recuerdas la última vez que no quisiste subir a mi auto?- Sonreía torcidamente, pero yo solo lo miraba seriamente. -No quería volverte a hacer pasar por eso pero- dijo y de un momento a otro me cargaba sobre su hombro

-¡Michael!- grité mientras él caminaba. -¡Bájame ahora!- le ordené.

-Caro ¿la bajo?- se detuvo para preguntarle a mi hermana quien reía a carcajadas.

-¡No!- dijo riendo.

-¡Caro!- le reclamé y solo seguía riendo. -¡Bájame ya!- todos volteaban a vernos y se reían o incluso nos miraban enternecidos.

Dejó de caminar, más no lograba ver más que su espalda, la cual era víctima de mis golpes, pero escuché como desactivaba la alarma, habíamos llegado a su auto.

Abrió la puerta del copiloto y me metió en el auto, sonrió victorioso y tomó el cinturón de seguridad y se acercó para asegurarlo y justo cuando pasó le susurré un 'Idiota'.

Cuando se escucho el clic del cinturón se acerco a mi oído.

-Yo también te amo- susurró riendo.

Cerró la puerta pero no sin antes poner el seguro infantil para que la puerta no se abriera desde adentro. Rodeó y subió del lado del piloto, volteó y me sonrió pero yo giré mi rostro y dirige mi mirada hacia la ventana.

Puso en marcha el auto, cada vez que paraba en los semáforos, giraba hacia mí para verme, mas yo solo lo ignoraba.

-Llegamos- dijo parando el auto en el estacionamiento de una heladería. Todos bajaron y yo seguía adentro del auto, entre mis planes no estaba bajarme. Pero Michael me abrió la puerta y tendió su mano hacia mí, como solía hacerlo siempre.

-No voy a bajar- le dije cruzada de brazos.

-Te compraré un helado- me dijo sonriente, no entendía como podía actuar como si nada hubiera pasado.

-A mi no me comprarás con helados- le dije sin voltear a verlo.

-Vallan a adentro y pidan, ahorita voy yo a pagar- le dijo a Caro y a Esthefani, ambos corrieron hacia el interior de la tienda -¿Entonces que necesito?- se puso en cuclillas.

-Michael solo quiero que me dejes en paz, ya te lo dije-

-Pero yo no quiero hacerlo- tomó mi mano y entrelazo nuestros dedos. -Yo quiero estar contigo- atrajo mi mano a sus labios y beso el dorso de esta.

-Pero yo ya no quiero estar contigo- le dije fríamente ...

El niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora