En unos minutos estábamos en frente de mi casa. Michael bajó y rápidamente abrió mi puerta.
-Michael ¿y qué debo usar?- le dije mientras subíamos las escaleras.
-Lo que tú quieras- me dijo riendo. -De todos modos te ves hermosa- dejó de caminar para abrazarme.
-Michael, ¿seguro que no quieres que te espere aquí?- le dije haciendo mi cara de suplica lo mas convencible posible.
-Me gustaría que fueras conmigo, pero si no quieres ir está bien- me dijo acariciando mi mejilla. Después de esto que me había dicho me era imposible decirle que no.
-Me iré a cambiar- besé sus labios y entré a mi habitación.
Entre al baño para abrir la regadera y que el agua comenzara a templarse, mientras esto sucedía, fui a mi closet para buscar que usar. No lograba decidirme hasta que encontré algo presentable. Lo dejé sobre mi cama y regrese a la regadera. Saqué toda mi ropa y entré, dejando que las tibias gotas de agua se llevaran lo que sobraba en mi cuerpo.
Ya vestida comencé a maquillarme, como siempre. No muy cargado. Delineador, rubor y brillo labial. Mi cabello lo deje suelto para que en él se formaran las naturales ondas, acomodé mi fleco hacia un lado y mi cabello sobre mis hombros, tomé mi bolso y salí al pasillo. Me encontré con Michael, volteó a verme sorprendido.
-Se te van a salir los ojos- le dije riendo mientras caminaba hacia él.
-Tú eres la culpable- me dijo abrazándome por la cintura. -Te ves hermosa- me dijo con una sensual voz, que todo en mi interior se estremeció. Seguro que se dio cuenta ya que una victoriosa sonrisa se formó en sus labios y me apegó aún más a su cuerpo, para unir nuestros labios. Con una lentitud rosaba mis labios, disfrutando mi brillo labial.
-¿Vainilla?- me preguntó dudoso separándose de mis labios.
-Si no estás seguro prueba de nuevo- le dije pasando mis brazos por su cuello, sonrió y sin pensarlo dos veces volvió a besarme, nuevamente devoraba mis labios de esa forma tan especial que me hace delirar. Ahora yo me separe de él y lo miré pero seguía con los ojos cerrados.
-No lo sé, aun no estoy seguro- dijo haciendo una mueca graciosa.
-Eres un mentiroso- le dije riendo desde el primero sabía que era vainilla, solo lo decía para seguirme besando.
-Sabes- me dijo sensualmente. -Puedo hablar y avisarles que llegaremos tarde- levantaba rápidamente sus cejas.
-¡Mike!- dije riendo.
-Está bien, vamos- dijo poniendo en blanco los ojos mientras tomaba mi mano para caminar hacia las escaleras.
Llegamos a una hermosa y gran casa, color blanco y con un enorme jardín, iluminado por unos rústicos faroles de luz blanca.
-Es hermosa- le dije a Mike mientras miraba con detenimiento la residencia, me dedico una sonrisa mientras se estacionaba.
-Yo te abro- me dijo antes de bajar del auto, aun no me acostumbraba a que siempre me abriera la puerta, pero esos detalles como abrirme la puerta, tomarme de la mano y dar pequeños besos en mi mejilla, me fascinan.
-¿Entonces?- le pregunté claramente sobre nuestra ‘relación’.
-Pues a mí no me molesta decir que estamos saliendo- me dijo jugando con mi cabello. -¡No amigos! ¡No novios! ¡Saliendo!- al fin aclaró mi más grande duda. -Pero si te causa problemas con tus padres, lo mantenemos en secreto- me dijo sonriendo.
-Creo que es mejor la segunda opción- le dije ya que no quería que mis padres se enteraran ya que inmediatamente lo cambiarían. Tomó mi mano pero de inmediato me soltó.
-Lo siento- dijo riendo. -No sé si pueda resistir eh- me advirtió entre risas.
-Claro que podrás- le dije abrazándolo, ahora sin dificultad ya que por la altura de mis zapatos quedábamos de la misma estatura.
-¿Me das un besito?- me preguntó con una voz de niño pequeño mientras me abrazaba.
-Sólo uno- le dije riendo y asintió con la cabeza.
Me acercaba lentamente a sus labios, en automático cerró sus ojos, dejando sus labios entreabiertos para poder acoplarlos perfectamente a los míos, pero cambié el camino de mis labios hacia su mejilla. Lo miraba divertida, en su rostro se había formado un gesto de inconformidad aún con los ojos cerrados.
-Estás jugando conmigo- dijo levantando una de sus cejas.
-No lo sé, puede ser- le dije riendo ¡Claro que estaba jugando!.
Caminó haciéndome retroceder, hasta que su auto nos impidió seguir retrocediendo, su anatomía y la mía se conjugaban perfectamente, tomó mis manos y me hizo pasarlas a su espalda formando un abrazo, para el tomar mi rostro entre sus manos y atraerme hasta sus labios. Me besaba con desesperación, con necesidad. No puede evitar seguirle el beso, simplemente sus labios me volvían loca, en pocas palabras me había vuelto completamente adicta a sus besos. Completamente adicta a él.
La ausencia de oxígeno en mis pulmones, comenzaba a hacerse presente, pero por nada detendría ese magnífico beso. Al menos yo no. Pero Michael bruscamente se separo de mí. Abrí mis ojos como platos y solo porque mi mandíbula está unida a mi cráneo, no cayó hasta el piso, me miraba divertido. Se estaba vengando.
-¡Te estás vengando!- le dije riendo.
-No lo sé, puede ser- me contestó tal y como yo lo había hecho.
-Eres un tonto- riendo di un golpe en su estómago.
-Hey tú empezaste- me abrazó por la espalda y besó mi mejilla.
-Vamos ya- le dije sacando sus brazos de mi espalda ya que si alguien nos veía, todo se arruinaba.
Llegamos a la puerta de la casa y Michael tocó el timbre, en unos minutos una mujer con cabello rizado y corto abrió.
-¡Oh Mike!- lo saludó claramente emocionada, acción que me decía que era su madre. Además de el gran parecido que tenían. Lo abrazó cariñosamente para luego dirigir su mirada hacia mí -¡Tú debes ser la hija de Isabela y Sebastián!- me dijo con una dulce sonrisa mientras me saludaba.
-Así es- le contesté igual regalándole una sonrisa.
-Pero pasa cariño- me dijo amablemente ...
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El niñero
Fiksi Remaja¿Quien pensaría que el niñero que tanto odias & desprecias, se convierte en el amor de tu vida ...? Esta es la historia de Anasstasia Martinez & Michael Miller. De como todo puede dar un giro de 360° ...