*Narra Anastasia*
-Eso es todo lo que sucedió- dijo seriamente como en su narración. Abrió la puerta y bajó. Yo seguía sin palabras, no sabía ni que pensar.
Rodeó el auto y me abrió la puerta, luego caminó de regreso pero esta vez se sentó en el cofre del auto. Bajé y cerré lentamente la puerta. La situación se había puesto aun más densa.
-Traté de explicarte, te mandé cientos de mensajes explicándote, te llamé cientos de veces- volteó a verme.
El sol comenzaba a ocultarse provocando una hermosa mezcla de colores en el cielo y los ahora leves rayos de sol, acariciaban su rostro magistralmente.
Caminé hacia donde estaba él, ya que tenía que pasar por ahí si quería llegar a mi auto, quedamos frente a frente.
-Pero si tú así de pronto pudiste sacarme de tu vida- él solo miraba hacia el piso. -Yo lo entenderé- dijo pero antes de que pudiera terminar la oración tomé su rostro entre mis manos e incliné mi rostro para poder tener acceso a sus perfectos labios.
Comencé a besarlo con necesidad, con ansiedad, sus labios parecían no reaccionar hasta que de un segundo a otro comenzaron a mezclarse con los míos, provocando esos extasiantes roses que tanto necesitaba. Sus manos algo temerosas subieron a mi cintura y poco a poco fue afianzándose a esta, al igual fue apegándome a su cuerpo, lo necesitaba tanto como sus labios, sus manos, sus caricias, su cuerpo. Él.
Se alejó de mis labios lentamente, yo seguía con los ojos cerrados, relamí mis labios terminando de saborear el beso que desde hace ya tanto tiempo añoraba.
-¿Me crees?- preguntó y yo abrí mis ojos. Y me encontré con la enorme sonrisa de Michael.
-¿Debo hacerlo?- pregunté mirándolo a los ojos.
-Por supuesto- dijo envolviéndome en sus brazos, donde yo feliz me refugié. Oculté mi rostro en su cuello, inundando mis pulmones de ese delirante aroma tan único. Deposité un beso en su cuello y luego recosté mi cabeza en su hombro.
-Te extrañé tanto, hermosa- susurró en mi oído acariciando mi cabello. -No me vuelvas a dejar- dijo en tono de suplica y no pude evitar derramar lágrimas nuevamente. Había actuado como una estúpida. -No llores más- dijo tomando mi barbilla para que volteara a verlo.
-Me siento tan estúpida- le dije con demasiado sentimiento.
-Hey- alargo. -Ahora volvimos a estar juntos ¿sí?- dijo sonriente. -Es lo que importa- agregó y volvió a unir nuestros labios.
-Te amo- dije entre besos. -Y creo que a estas alturas- reí. -Ya no puedo sacarte de mi vida tan fácilmente- tomó mi mano y entrelazo nuestros dedos, caminamos hacia el ahora vacio parque y nos sentamos en una banca, imite su accionar y me senté. Pero Michael me tomó de la cintura y me estiro apegándome a él lo más posible. Paso su brazo derecho por mis hombros mientras que su mano izquierda estaba entrelazada con la mía, me acomodé en su pecho. Subí mi mano libre a su cuello e introduje dos dedos para sacar la cadena, soltó mi mano y tomó la que sostenía la cadena.
-A los minutos de salir de tu casa la vi- me contó. -Y no dudé en ponérmela- subió mi mano y depositó un beso en esta. -Lo que me recuerda- se puso de pie e introdujo su mano en su bolsillo y sacó la pequeña pulsera de la cual había hablado hace unos minutos. -¿Me permite?- dijo tendiendo su mano, levante mi muñeca derecha y ahí coloco el plateado brazalete.
-Es hermoso- le dije sonriente y nuevamente me até a su cuerpo.
-Ahora solo te debo la cena- ambos reímos, pasamos un buen rato así hablando, sus suaves caricias y sus besos furtivos.
-¿Sabes qué es lo que más extraño?- me miraba atento.
-¿Qué?- preguntó sonriente.
-Qué duermas conmigo- le contesté. Era completamente cierto, extrañaba sus brazos envolviéndome, su respiración en mi cuello, Que fuera lo último que veía en la noche y lo primero que veía en las mañanas.
-Quédate a dormir en casa- me dijo sonriente.
-Michael- reí.
-Anda- dijo haciendo un puchero con sus labios esos a los cuales me es imposible resistir. -¿Por favor?-
-Pero-
-Dices que irás a casa a ver una película y te quedas a dormir- dijo sonriente.
-Pero tus padres- dije.
-Ellos te adoran- me interrumpió. -Te quedas, vemos una película y tú duermes en mi habitación, yo me voy con Liam o con Carlos- me abrazó. -Y si quieres- susurró en mi oído. -Te puedo visitar- reí tímidamente. -¿Sí?-
-¿Y el colegio?- pregunte.
-Yo te llevaré en la mañana- no había escusas, para toda negativa que diera, él tendría una solución. Fuera lo que fuera.
-Está bien- finalmente accedí.
Caminamos hacia mi auto y me abrió la puerta. -Voy detrás de ti- me avisó y besó fugazmente mis labios.
-Amor- me gritó antes de que subiera al auto. -Necesitas comer más- me gritó y lo miré indignada. Corrió de nuevo hacia mí y me abrazó. -Eres lo más hermoso que existe, pero siento que te rompes- dijo riendo.
-¡Eres un exagerado!- golpeé levemente su estómago y subí a mi auto.
Bajé del auto y le dije a él a señas que también bajara. Así lo hizo y me siguió hasta la casa.
-¡Michael!- alargo Caro cuando lo vio entrar.
-¡Hey!- le dijo Michael, se acercó a esta y la cargó, era increíble la confianza que Caro le había tomado.
-¿Te quedarás?- le preguntó Caro
-No pequeña- dijo haciendo esos pucheros tan típicos de él. -Pero- alargo. -Me llevaré a tu hermana ¿No hay problema?- solo reí y caminé hacia la cocina en busca de mi madre.
*Narra Michael*
La felicidad se desbordaba de mí, Ana y yo estábamos juntos de nuevo, y gracias a esto me había dado cuenta de que ella era demasiado importante para mí.
Ana había ido a avisarle a su madre y yo me quedé en la sala con Caro.
-¡Si llévatela!- dijo riendo. -Me quedaré con todas sus cosas-
-Pero si solo será por un día- le dije riendo.
-Aww- dijo Caro desilusionada. -¿Y a donde irán?- preguntó.
-A mi casa, veremos una película- le conté y rio tapándose la boca.
-¿De qué te ríes?- le pregunté ante su risita pero no me respondió solo reía.
-Tú y Ana son novios- dijo y volvió a reír tapándose con ambas manos.
-¿Y tú de donde sacaste eso pequeña?- le dije con los ojos como platos.
-Pues los novios hacen esas cosas- explicó inocente ...
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El niñero
Novela Juvenil¿Quien pensaría que el niñero que tanto odias & desprecias, se convierte en el amor de tu vida ...? Esta es la historia de Anasstasia Martinez & Michael Miller. De como todo puede dar un giro de 360° ...