Capítulo 37

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-Te-te amo- susurró Michael entrecortado en mí oído envolviéndome entre sus brazos.

-Yo también, te amo- me acurruqué en su pecho el cual seguía contraendose por la urgencia de llenar sus pulmones con oxígeno.

Al otro día.

Un ligero cosquilleo en mi espalda muy cerca de mi hombro izquierdo, hizo que me comenzara a despertar, no quería abrir los ojos, aún quería seguir durmiendo, pero el recordar que seguramente sería Michael el culpable de las caricias, me incitó a abrir los ojos; efectivamente al abrir mis ojos me encontré con Michael recostado de lado, recargando su cabeza en su mano mientras que con la otra acariciaba mi espalda.

-Hola- dije sonriente.

-Buenos días- me contestó Michael depositando un tierno beso en mi mejilla.

-¿Llevas mucho despierto?- pregunté frotando mis ojos, ya que se notaba la humedad en su cabello.

-No- respondió. -Hace poco desperté y tomé una ducha- acomodó detrás de mi oreja un mechón de cabello que se había colado a mi rostro. -¿Cómo dormiste?- me preguntó sonriente, solté una tímida risa y no pude evitar sonrojarme.

-Estupendamente- le contesté escondiendo mi rostro en su cuello, Michael soltó una carcajada y me tomó de la barbilla para atraerme a sus labios y así besarme de una manera sumamente lenta.

-¿Y qué quieres hacer hoy?- preguntó a solo unos cuantos centímetros de mis labios.

-Quiero estar contigo- le respondí sonriente, pero él agachó un poco su cabeza subiendo pícaramente su ceja izquierda, sin quitar esa sonrisa traviesa, característica de él. -¡Michael!- dije su nombre riendo. -Eres un mal pensado- di un suave codazo en su estómago y este comenzó a reír a carcajadas.

-Es broma linda- seguía riendo.

-Iré a darme una ducha- le dije besando fugazmente sus labios, sujete bien la sabana para envolverme en esta aun más, ya que rodeé mi cuerpo con esta semejando un vestido strapless, me puse de rodillas sobre la cama para bajar de esta, pero Michael estaba sobre la sabana y no me dejaba tomarla toda.

-Para que la quieres- riendo me tomó de la cintura haciéndome caer sobre su pecho. -No es nada que no haya visto- mordió su labio inferior mirándome fijamente.

-Eres un tonto- le dije soltando una carcajada mientras me escondía en la sabana, Michael se unió a mis risas y sin soltarme giró para dejarme ahora debajo de él. Quitó la sabana la cual cubría mi sonrojado rostro. Con el torso de su dedo índice acaricio mi mejilla, se acerco lentamente para atrapar mis labios entre los suyos, para comenzar con un dulce beso, lo empujé suavemente para que girara y quedar yo sobre él, así lo hizo. Me separé lentamente de sus labios, claramente sin muchas ganas de hacerlo. Pero si no lo hacía ahora, no lo haría después.

-Te amo- le dije seguido de un rápido y cortó beso en sus labios, me puse de pie y corrí hacia la puerta aun con mi 'vestido' hecho de la sabana.

-¡Hey no te vayas!- replicó Michael riendo ante mi huida.

Salí riendo de la habitación de Michael, pero me encontré con alguien con quien la verdad no esperaba ver y mucho menos en las condiciones que me encontraba.

-¿Tía Dominic?- seguramente estaba pálida, mientras que esta me miraba divertida. Era la hermana mas chica de mi madre, algunos treinta años tendría.

-¿Pero qué paso?- separó en silabas riendo.

-Eh yo, yo- los nervios no me dejaban hablar, ¡Que iba a decirle!.

-Ana voy a ...- Michael salió hablando de la habitación, pero de inmediato se quedó callado cuando se topó con la incomodo momento que estaba pasando. Avergonzado sonrió forzadamente y camino hacia atrás para entrar a la habitación. Agradecí infinitamente que al menos el traía unos shorts.

-Oh- dijo tratando de no reír, pero yo no pude evitarlo, tapé mi rostro con una mano ya que con la otra sujetaba la sabana y reí nerviosa.

-¿Y cómo estas tía?- dije riendo, aunque en este momento no había nada que deseara más que un poso se abriera en el piso y me tragara.

-Cállate y ve a vestirte- dijo soltando una carcajada, afortunadamente mi relación con ella era muy buena, así que trataría de convencerla de que no dijera nada.

Hice caso a su indicación y caminé a mi habitación para ponerme algo más presentable ...

El niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora