Capítulo 19

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-¿Quién se aprovecho de ti?- eso no lo pronuncio River y mucho menos yo, volteé hacia la derecha y vi que era Michael el que entraba a la sala cargado unas bolsas.

-Tú idiota- dijo River mientas se acercaba amenazantemente hacia Michael, traté de pararlo, tomándolo de la camisa, pero fue inútil, se paró enfrente de él y lo empujó.

-Mira- soltó una sarcástica y furiosa carcajada. -No se dé que rayos estás hablando- puso las bolsas en el piso. -Pero será mejor que te largues ahora- le dijo amenazantemente.

-Bueno- reí nerviosamente mientras me ponía entre los dos, de frente a River -Creo que será mejor que te vayas- le dije casi rogando, puse mis manos en su pecho, para hacerlo hacia atrás.

-No, yo no me voy hasta partirle la cara a este- ni siquiera me miraba, solo lo miraba a él con una fría mirada, y estaba cien por ciento segura que la mirada de Michael era igual o más despectiva.

-Genial, no sabes las ganas que tengo de dejarte en el piso- sus voces llenas de rabia, me hacían estremecer.

-Ya basta, déjense de tonterías, River vete por favor- le insistí, pero lejos de hacerme caso, me tomó de la cintura, para levantarme en el aire y hacerme a un lado.

-¡River!- grité cuando vi como le tiraba un golpe a Michael, este pasó el dorso de su mano por debajo de su labio inferior, para limpiar la gota de sangre que había brotado. -¡Basta!- volví a gritar solo que ahora Michael le devolvió el golpe.

Todo pasaba tan rápido y a pesar de mis seguidos intentos de separarlos, si no era River, era Michael el que me hacía a un lado.

-¡River! ¡Uno más y no te vuelvo a hablar en mi vida!- le grité haciendo que volteara a verme, su ceja y labio sangraban al igual que los de Michael.

-No puedo dejar que este tipo se aproveche- me dijo molesto.

-¡Pero entiéndeme no me hizo nada!- me puse nuevamente en medio. -Por favor vete- le volví a pedir, tomó el cuello de su camisa y limpió sus labios.

-Sabes que te quiero- me dijo resignado, se acerco a mí y besó mi mejilla.

Miró fulminantemente a Michael una vez mas y salió de la casa, escuché el golpe de la puerta e inmediatamente llevé mis manos hacia mi rosto para ocultarlo. Me sentía terrible.

-Por eso quería hablar contigo, para evitar que le dijeras a medio mundo que abusé de ti- me dijo furioso mientras tomaba las bolsas del piso que ahora estaban esparcidas por toda la sala.

-Yo no dije absolutamente nada a nadie- le dije caminando detrás de él.

-Sí claro, entonces ¿por qué este imbécil me golpeó?- me gritó.

-¡Tal vez porque vio las marcas que estúpidamente dejaste en mi cuello!- le grite igualmente, no iba a permitir que él me gritara sin razón.

-Discúlpame, pero tú dejaste las mismas marcas o incluso peor en mi cuello y no estoy quejándome con la primera persona a la que vea- dejo las bolsas sobre la mesa de la cocina.

-¡Já! Ahora resulta que yo tengo la culpa- le dije sarcásticamente.

-Sí, ¡tienes la culpa desde haber hecho una fiesta, beber hasta perder el conocimiento y no dejarme ir!- se acercó mientras enumeraba fríamente lo que decía.

-¿No dejarte ir?- pregunté riendo. -¿Acaso te apunté con la pistola? ¿Te amarré? O ¿Te amenacé para que te quedaras?- ahora yo enumeré con mis dedos.

-Pues uno solo recuerda lo que le conviene- me dijo.

-¿Lo que le conviene?- volví a reír. -No lo creo, porque nada de lo que sucedió me conviene y aún así recuerdo algunas cosas- dije seca.

-¿No te conviene?- ahora fue él quien soltó una carcajada. -‘¡Shh Michael! ¡Si podemos!’- dijo haciendo una aguda voz, tratando de fingir la mía.

-¡Eres un idiota!- le dije ahora más que molesta.

-¡Si un idiota al cual casi violas!- me afirmo.

-¡Brincos dieras!- le dije soltando una sonora carcajadas. -¿Sabes qué? ¿por qué no te vas? ¡Tómate el día! ¿Por qué no te vas con tu novia o algo así?-

-¿Qué? ¿Ahora estás celosa?- se acercó a mi lentamente.

-No tienes tanta suerte- le dije.

-No necesito suerte- seguía acercándose. -Sé que te gusto- esta vez yo no retrocedí, no le demostraría debilidad.

-Sí me gustaras ya te tendría aquí- levante mi mano mostrándole la palma de esta.

-¿Cómo? ¿Así como yo te tengo a ti?- levantó una de sus cejas mientras sonreía victoriosamente de lado.

-Bien, sabes que no es cierto- le dije riendo, me di media vuelta y caminé hacia las escaleras.

-¡Hey no hemos terminado!- decía mientras caminaba detrás de mí.

-Sabes, no estoy de humor- le dije con fastidio.

-Es algo que a mí no me interesa- me dijo. -Sabes que el castigo que te estoy dando no es nada a lo que realmente te mereces- me dijo poniéndose enfrente de mí, evitando que siguiera caminando.

-Hay Michael, ya no hay nada que me puedas quitar, ¡no tengo auto, dinero, celular y ni siquiera colegio!- le dije dándome la vuelta.

-Tampoco televisión- me dijo siguiéndome.

-Está bien- tomé la perilla de la puerta.

-Y de aquí a que me valla, no quiero a ese idiota aquí- se refería a River.

-¿Qué?- le dije mientras volteaba a verlo.

-Como escuchaste- me dijo.

-Ni siquiera mis padres me prohíben verlo cuando me castigan- le dije molesta, River para mí era como un hermano y después de lo sucedido necesitaba hablar con él.

-Pero ahora yo estoy a cargo y él no me agrada- dijo despectivamente.

-Alguien está celoso, Michael tiene celos, celos- comencé a cantar con un tonto tono, él solo reía fastidiado.

-Sí claro- dijo sarcástico.

-Tienes celos y te molesta porque tienes celos- no podía parar de reír por mi improvisada canción.

-Basta- me dijo mientras caminaba hacia las escaleras nuevamente.

-Muy molesto, alguien me quiere pero no puede, porque tiene celos, celos, celos- seguía cantando y riendo.

-¡Ya!- me gritó desesperado mientras que fugazmente me acorralaba contra la pared.

-Alguien está asustada- comenzó a cantar, mientras seguía acercando su anatomía a la mía.

-No tanto como los celos que sientes- seguía cantando mientras que él ponía sus brazos a mis costados, apoyándolos contra la pared.

-¿Celos?- preguntó levantando una de sus cejas.

-Si, acéptalo te deshaces por dentro- solté una burlona carcajada.

-Te equivocas- su respiración se mezclaba con la mía. -Yo tengo una hermosa novia, cero problemática- podía sentir como su aliento acariciaba mis labios.

Subí mis manos por su cuello, delicadamente para formar un abrazo, su mirada iba de mis ojos a mis labios, su respiración comenzaba a acelerarse, mas yo mantenía una tranquilidad increíble, ladee mi cabeza para acoplar nuestros labios, cerró los ojos, esperando a que mis labios aprisionaran los suyos.

-Entonces …-

El niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora