-¿A quién buscas?- una voz masculina me sacó de mis pensamientos.
-He, yo- dije cuando volteé. -A Alex- le contesté mientras que seguía buscándola entre la gente.
-Anasstasia déjame decirte que te van a matar- me dijo riendo.
-Cállate River y ayúdame a buscar a Alex- le dije ignorando su comentario.
-Sólo digo, pero bueno la buscaré afuera- me dijo para después darme la espalda y caminar con dirección a la puerta.
Caminé hacia el comedor y la encontré, hablaba con un grupo de chicas y chicos.
-¡Alexa!- le llamé algo insistente, volteó y me sonrió para después caminar hacia mí. -No creí que tantas personas vinieran- le dije con una mezcla de emoción y terror.
-Si quieres podemos correrlos- me dijo acelerada.
-No, no, no- le dije sonriente. -Esto está más que perfecto- sonreí perversamente.
-Bien- sonrió.
-¿Sabes? Ya llegó River- le dije mirándola pícaramente.
-¿A sí? No me importa- dijo fingiendo que nada pasaba.
-¡Hey! ¡Ya la encontré- era la voz de River.
-Si, y yo también- le dije riendo.
-Hola- saludó a River, esta le sonrió tímidamente.
-Bueno, iré por algo de tomar- les dije excusándome para dejarlos solos.
-¡No te quiero ebria!- me dijo River bromeando ya que sabía que yo no tomaba.
-¡River!- dije riendo.
-Si, ya lo sé- me dijo riendo. -Pero que ni te pase por la mente hacerlo- me dijo riendo.
La fiesta estaba increíble, todos parecían divertirse, ya que el piso de la sala, se convirtió en una pista de baile. Miré el reloj de mi celular eran las doce de la noche, y yo ya estaba rendida de tanto bailar.
Caminé hacia el bar de la sala y me senté en uno de las sillas de la barra.
-¿Y tú quién eres?- le pregunté al chico que estaba detrás del bar agitando un vaso metálico.
-Soy el barman- me dijo sonriente.
-Si ya me di cuenta- reí. -¿Pero quién te trajo o cómo?- le pregunte sin entender.
-Me invitaron a la fiesta- rió. -Así que espero que no te moleste que este aquí- me dijo mirándome.
-Si, no hay problema- le dije sonriente. -A menos que quieras que te pague, eso si sería un problema- se unió a mis risas.
-No te preocupes, solo lo hago porque me gusta- me dijo.
Volteé a mi derecha para tomar mi vaso, que contenía nada más y nada menos que jugo de manzana. Pero la barra estaba llena de vasos, así que tomé el que creí que era mi vaso.
-Ese no es- escuché que me dijo el chico, pero fue demasiado tarde, el líquido ya había pasado por mi garganta.
-Me lo dices algo tard- le dije. -¿Oye, pero qué es esto?- le pregunté y soltó una pequeña risa.
-A ver dámelo- me dijo tendiendo su mano esperando el vaso, así que se lo entregué.
-Es una piña colada- me dijo después de oler el vaso.
-¿Y tiene alcohol?- le pregunté.
-¿Tú no bebes cierto?- me pregunto riendo.
-No- le contesté risueña.
-Si, si contiene alcohol- me dijo entre risas.
-A ver, ¿me das una- le dije haciendo un puchero.
-Está bien- me dijo para después de unos segundos entregarme un vaso con la deliciosa bebida.
-Ahora quiero otro diferente- le dije. -Pero que igual sepa bien-
-¿Segura?- me dijo dudoso.
-Sí, por favor- le dije mirándolo tiernamente.
-¿Último no?- me dijo riendo.
-¡Dale!- le dije sonriente, la verdad no tenía ni la menor idea de cuantos llevaba, ni siquiera estaba segura de lo que estaba haciendo. Me lo entregó, y yo feliz lo recibí.
-Ya vengo- me dijo mientras sacaba su celular de uno de los bolsillos de su pantalón. -¿Sí?- respondió a este.
Tenía entre mis manos el pequeño vaso, le di un trago y terminé con la deliciosa bebida, automáticamente en mi rostro se formó un puchero, curvando mi labio inferior hacia afuera.
Volteé hacia ambos lados, todos bailaban otros estaban tirados en los sillones besándose, lograba ver la misma situación en la escalera.
-Sí, ya me gané el castigo, que valga la pena- pensé mientras me ponía de pie, pero todo comenzó a moverse, tomé mi cabeza entre mis manos para estabilizarme. Reí tontamente cuando logre controlarme, fui atrás del bar y tomé dos botellas, aunque desconocía el contenido, eran demasiadas las botellas que había así que las elegí por los lindos colores, una era rosa claro y la otra amarilla igualmente claro.
*NARRA MICHAEL*
-Ya me tengo que ir- les dije a mis hermanos.
Había pasado toda la tarde con Tatiana, y de su casa me fui a la mía, quería platicar y además quería tomar algo de ropa. Era la una de la madrugada, así que tenía que regresar a casa con Ana. Que tendría que levantarse en unas horas para ir a detención -Reí malvadamente– ¡Esa mujer me va a volver loco!- pensé mientras tomaba mi chaqueta para salir de la casa.
Me despedí y salí para subir a mi auto. Traía un par de camisetas y jeans, así que los puse en el lado del copiloto y partí hacia la casa.
Di vuelta para entrar a la calle pero estaba llena de autos, había autos sobre la acera y en los costados de la calle.
Logré ver la casa desde lejos, todas las luces estaban encendidas, - ¿Qué hace despierta a la una de la madrugada?- pensé cuando vi la casa, conforme me acercaba, se escuchaba música -¡Que no sea lo que estoy pensando!- rogué hablando solo.
-Que no sea, que no sea, que no sea- esa idea seguía vagando en mi mente conforme me acercaba a la casa, era perturbante hacerlo con tal lentitud, pero no podía conducir más rápido debido a la gran cantidad de autos estacionados.
Después de una eternidad llegue a la casa y estacioné el auto. Mi mente ya estaba consciente de lo que sucedía dentro de la casa, pero yo mismo quería hacerme el que no quería ver.
Caminé hacia la puerta y ya la intensidad de la música me avisaba que había una fiesta adentro. Suspiré profundamente y entré -¡Date por muerta Anasstasia!- grité en mi interior, al ver la casa llena o más bien ¡Inundada de gente! Había por todas partes, las escaleras estaban abarrotadas por chicos y chicas, haciendo cosas que de preferencia deberían hacer en privado, o simplemente no hacerlo, entre empujones llegué a la sala, la cual igualmente estaba a reventar. -¡Es que no puede ser cierto!- aún no lograba creer lo que mis ojos estaban viendo, seguí caminando y llegue al comedor, donde me encontré con una escena sorprendente.
Anasstasia estaba sobre la mesa del comedor bailando provocativamente, junto con otra chica, la mesa estaba rodeada de tipos y una que otra chica ...
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El niñero
Fiksi Remaja¿Quien pensaría que el niñero que tanto odias & desprecias, se convierte en el amor de tu vida ...? Esta es la historia de Anasstasia Martinez & Michael Miller. De como todo puede dar un giro de 360° ...