Promesas

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Luka se quedó viendo al techo y sabía que su aura era deprimente, otra vez, Juleka y Rosita lo miraban preocupadas. Ambas estaban al tanto de su situación con Marinette, en especial su hermana, y también ellas estuvieron en su pasado oscuro. Sabían que estar deprimido era muy peligroso para Luka. O para el público en general, pero en ese caso, era su hermano y amigo.

Rosita se sentó en su cama mientras él miraba el techo, Juleka se acercó y sin lastimarlo, acomodó la cabeza de Luka en sus piernas, el de mechas azules sólo se dejó hacer por ellas. Eran de sus personas favoritas en el mundo.

—Marinette de nuevo no me quiere.— dijo tranquilo. Juleka lo miró sorprendida y Rosita frunció el ceño.

—¿Cómo sabes eso?— preguntó la rubia, claramente molesta. Ella no sabía lo de sus melodías.— ¡Apenas y la viste!

Luka suspiró ¿Cómo le explicaba que podía oír las emociones en forma de una melodía? No era algo que se le dijera a todos, aunque ella sabía que tenía algo que ver, sabía que durante mucho tiempo no convivió con ella porque tenía un oído muy sensible o algo así.

—En realidad Rosita, él tiene algo así como yo...— dijo Juleka en voz baja mientras trataba de consolar a su hermano mayor. Luka la miró y la menor de los Couffaine se puso nerviosa.— Tiende a sentir las vibras de una persona... Es de familia.

¿Cómo es que Juleka nunca se lo había dicho? Decidió no decir nada en el momento porque Rosita estaba presente pero tendría que hablar con ella ¿Cómo le escondió algo así? ¿También podía oír melodías? Se quería golpear la cabeza contra la pared (muchas veces se le ocurría eso ¿Qué pasaba con él?) Aunque de repente se sintió muy cansado como para discutir o hacer algo. O adormilado, no sabía.

—Aún así, no sabe lo que siente Marinette ¡Ella está loca por él! Yo lo sé, la ví interactuar con Luka antes de que se fuera y realmente parecía estar emocionado por ser cercana a él, tengo buen ojo para el amor.

Luka y Juleka se miraron, dudando de la última afirmación ya que no había notado la mirada de adoración de la de mechas moradas hacia su persona. Pero ese era un tema entre ellas y Luka no se debia inmiscuir en ello.

—Rosita... Realmente agradezco que quieras subirme el ánimo pero creo que quiero dormir antes de que empiecen todas las tareas.— declaró el de mechas azules mientras miraba a los ojos enormes de la rubia.— Eres la mejor.

Rosita captó que Luka quería estar solo y a pesar de que no quería hacerlo por obvias razones, Juleka se la llevó a la sala de estar, Luka suspiró.

Estaba enamorado de Marinette, no había porque negarlo, llevaba gustando y queriéndola por al menos medio año, y cada que parecía lograr algo con ella... Algo se interponía. Estúpido destino, ella debía ser el complemento para el portador del miraculous de la mala suerte, en su caso, Adrien. Desearía poder decir que no estaban hechos el uno para el otro pero... Lo estaban, se complementaban bien, de eso no había duda.

Pero había dos problemas.

El primero es que Adrien estaba con Kagami, y se veía feliz, la japonesa igualmente. Aunque no sabía cuanto durarían, Adrien no parecía apagado con ella, y su melodía se escuchaba más feliz cuando ella estaba cerca.

El segundo: Él no estaba dispuesto a renunciar tan fácil a Marinette.

A pesar de que él pensaba que no se merecía el hecho de ser egoísta por su pasado, él realmente pensaba que podía hacer feliz a la chica si tan sólo se lo permitiera. Si ellos se pudieran contar sus secretos, aunque él ya sabía dos de los de ella: ella era la guardiana de los miraculous y también que era Ladybug.

La Melodía en mi cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora