Amor Unilateral

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Sus labios eran suaves, para que decía que no, simplemente lo eran, las manos de Marinette se posaron en ambos lados de su cabeza, callosas, demostrando todo el trabajo que hacía la chica, ya sea confeccionando, o siendo super heroína, entre sus otras responsabilidades.

Luka amaba esa sensación, sentía el pecho cálido, aunque un poco... ¿Cómo decirlo? Angustiado, no quería oir la melodía de Marinette pero es que tantos sentimientos a flor de piel no lo dejaban concentrarse bien.

A pesar de lo latidos rápidos de ambos, a pesar de las hermosas sensaciones que sabía que ambos sentían y de que sus brazos la rodearán en un suave abrazo y que ella se lo devolviera, sentía que eso no estaba por completo bien.

La suerte y la mala suerte eran el complemento uno del otro. Eso era lo que le habían dicho.

Y el solamente había tenido las segundas oportunidades.

Pero trataba de no pensar, y disfrutar de los labios de su musa. Se separaron poco a poco, él con sus manos en las mejillas de la franco-china y ella con las manos en la nuca del francés.

-Marinette.- dijo él, aunque su voz sonó más un susurro.

-No digas nada, Luka.- dijo ella con los ojos cerrados mientras seguía acariciando su nuca.- Me gustas demasiado, Luka. No tienes ni idea cuánto. Pero... Ahora no podremos estar juntos, no sé que pasará en un futuro pero si lo que siento por ti en estos momentos es tan fuerte, sé que lograrás conquistar mi corazón nuevamente. Solamente no te rindas, porque sé que lo que siento es real.

Y con eso le dió un beso rápido en los labios sin darle la oportunidad de decir algo, se alejó corriendo, con los ojos cerrados, alcanzó a Zhang y se fueron. El tibetano le lanzó una última mirada al igual que la franco china y se alejaron en dirección a la casa de la chica.

No sabía que estaba pasando, su cabeza le daba vueltas.

Decidió regresar a cubierta y miró el agua ¿Qué significaba todo eso?

(...)

Le terminó de escribir a la franco-china como había prometido, ella le hizo prometer que le escribiría cada día y le daría las cartas a su primo. No supo porque debía dárselas al tibetano.

Ya había escrito al menos 6 cartas, ella se había ido hace 6 días y recibía cartas casi todos los días pero algo se sentía diferente en ella, de nuevo, como si no fuera ella misma.

Eso le daba dolor de cabeza a Luka, no quería ser egoísta porque eso no era algo como él, pero... A veces se preguntaba a dónde iba su relación con la azabache de ojos azules y tierna sonrisa.

Cuando por fin tener algo que respuesta por su parte, volvía de nuevo como si fuera el principio, como un callejón sin salida y eso de una forma le dolía en demasia a su corazón que sentía cosas muy fuertes por ella.

La melodía en su cabeza le daba dolor de cabeza ahora. Marinette era enigma, a pesar de ser su buena amiga y de cierto modo confidente, era un poco frustrante no poder hablar bien con ella y preguntarle que pasaba y porque sentía que no era la misma. Era cierto que le había preguntado si todo estaba bien pero con las cartas no podía ver sus expresiones u oír su melodía para una confirmación más exacta de su estado de ánimo.

Él sabía que las personas no podían ser felices todo el tiempo, que si lo sabía él, las personas necesitaban los bajos para poder disfrutar de las cosas buenas que les pasaba.

Pero bueno, guardó la carta en un sobre color azul pastel y lo selló, con la típica estiqueta de su nombre y para... Iba a poner Marinette pero decidió escribir:

La Melodía en mi cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora