Tranquilidad

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Después todo pasó muy rápido, Liu Zhang estaba alterado diciendo que el escapar de ese akuma realmente había sido difícil y apenas habían podido huir y esconderse en algún lugar para que esté no lo explotara con un movimiento de su mano. Luka supo que era su momento de volver a su casa aunque no había podido comprar algo para su familia y amigos.

Se levantó y le dió gracias al señor Gao.

-Realmente fue aclarador hablar contigo, muchacho.- dijo el Señor sonriendo, sus ojos mostraban agradecimiento y felicidad.

-Gracias por el té, normalmente no me gusta pero el que hizo es muy bueno.- dijo con sinceridad.

Salió de la habitación suspirando algo derrotado, todo había sido un desastre. Levantó la cabeza y se dió cuenta de que estaba en una tienda. Cierto, había entrado a la primera tienda que había visto y resultó que era del Señor Gao. Miró los estantes y los productos, bueno, eso no se veía nada mal. De hecho se veía bastante bien, la tienda parecía trabajar productos que sacaban las mejores energías de uno.

-S-Señor Gao.- lo llamó, mirando unos amuletos. El tibetano mayor se asomó.- ¿Cuánto cuestan estás pulseras de cuentas?

-Oh.- se sorprendió el hombre.- No son cuentas comunes, hijo.- se acercó al Couffaine y las señaló.- Son dzi, cuentas que han sido caídas del cielo.

-¿Cómo así?

-Se dice que estas piedras fueron lanzadas desde los cielos por el mismo Buda, para ayudar a la gente, conmovido por sus penurias, para que tuvieran oportunidad de salvarse de enfermedades e infortunios.

-Vaya.- sorprendido miró a las que pensaba que eran cuentas.- Han de ser caras entonces, no siempre se encuentran piedras curadoras.

-¿Acaso crees en este mito, muchacho?

-Señor Gao, en París hay personas que se vuelven villanos, personas que tienen poderes mágicos ¿Porqué no habría de creer algo que su gente cree? Sería irrespetuoso de mi parte pensar que es absurdo tomando en cuenta nuestra situación.

El maestro Gao parecía más complacido que antes.

-Me agradas, muchacho.- dijo mientras tomaba una de las pulseras con las piedras que Luka mencionaba.- Te mentiría si te dijera que estos son completamente mágicos, fueron tocados por artesanos para tener estos acabados.

-Oh.- Luka aún así estaba sorprendido, se veían muy bien.- Tal vez no sean las reales pero las energías que uno transmite pueden canalizarse con ellas.- Las miró detenidamente.- Han de ser caras...

Sí, Luka creía en las energías positivas y negativas, su familia era muy de eso, por eso su mamá tenía varios cuarzos que "tomaban" las malas energías. También empezaron a ser más recurrentes este tipo de cosas con la noticia de que Luka estaba medio loco y escuchaba melodías en las personas. Los médicos le dieron calmantes pero su mamá al ver qué eran algo dañinos y él era muy pequeño recurrió a alternativas más sanas para un niño de 10 años que recién perdía a su padre.

-Exactamente.- dijo el señor Gao. Luka vió de reojo como Liu Zhang se asomaba un poco y como siempre tenía esa mirada y melodía extraña que Luka no podía interpretar. - Al ser tocados por los artesanos no son muy caros.- el tibetano miró al más joven de los asiáticos.- Están a un 5 cada uno.

El tibetano más joven rodó los ojos y dejó de asomarse, Luka no sabía porque su actitud hacia su persona pero decidió dejarlo pasar, claramente. No ganaba nada con pelear o hacer algo con Liu Zhang, eligió 10 pulseras. Sus cuatro amigos, su mamá, Juleka y sus abuelos. Sobraban dos por si alguna se rompía o perdía. Eligió varias con ¿Rombos? Pintandos, no pasaban de 9 de ellos, otras con pequeñas líneas. A su mamá y hermana decidió darles los de líneas y a sus amigos los rombos. A sus abuelos unos que parecían ojos. No sabía que significaban pero los buscaría luego. Sonrió viéndolos, por alguna razón sintió que era lo correcto darles esos. Vió uno de un color rosa terraceo y le llamó la atención, demasiado, por alguna razón sentía alguna necesidad de llevárselo.

La Melodía en mi cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora