Love Eater

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Hay veces que algunas personas pierden su primer amor, otros la esperanza, otros su alma, otros su enfoque, y luego estaba Luka, que no tenía nada que perder. No es que literalmente no tuviera nada que perder, era el hecho de que su corazón ya había estado en juego en antes, pero estaba aún así dispuesto a curar y ser esa persona incondicional para su querida, aunque fuera solamente como su amigo.

Quería pensar que eso era sano, que estaba bien esperar a que ella quisiera estar con él, aunque él no la ayudaba y apoyaba esperando recibir algo a cambio, sí tenía la esperanza que ella lo quisiera algún día como él la quería a ella. Cómo más que una amiga. No solamente su mejor amigo y fiel compañero de nuevas aventuras.

Estaba repartiendo comida, su trabajo en la cafetería lo seguía teniendo, pero necesitaba ingresos extra para la universidad, ya había ahorrado bastante a decir verdad, pero necesitaba más, también para salir cómodamente sin necesitar que su madre le diera dinero, era cierto que ella no se lo negaría pero tampoco quería abusar de su amabilidad. Sabía que la escuela de música era cara y más si era en otro país ¿Berlín, Roma o Londres era demasiado? Vivía en Francia, un país de arte, donde habían nacido varias personalidades del mismo, pero necesitaba un cambio de ambiente y las anteriores ciudades eran conocidas por sus excelentes programas de enseñanza en música, aunque a su madre no le convencía del todo, ya que les llamaba gente cuadrada pero quería destacar en otros instrumentos además de la guitarra que ya dominaba una extensión de sí mismo, que utilizaba para expresar lo que no podía.

Mientras repartía la comida, iba tatareando melodías que tenía en la cabeza, las personas últimamente tenían un buen humor, así que no había melodías "malas" por así decirlo por la calle. Eso le gustaba porque eso le daba tranquilidad y descanso a su pobre mente que leía y escuchaba cada nota que salía de la gente, últimamente sí podía controlar lo que escuchaba, pero a veces se colaba una que otra, claramente la melodía de Marinette estaba más seguido en su cabeza que otras. Le gustaba mucho. No lo ocultaba siquiera, incluso alguien ciego como Adrien se daría cuenta.

En la última entrega, se le ocurrió algo, modificar un poco la melodía de Marinette que había estado algo melancólica y triste últimamente, sabía él porque y tenía que ver con el estrés de ser una superheroína, la vida estudiantil y mantener a flote sus proyectos la mantenía bastante ocupada, aunque también estaba el detalle de Adrien. Que últimamente se veía más cercano con la chica Kagami. Se veían como un complemento y tenían una complicidad envidiable, ambos viniendo de familias ricas controladoras.

Decidió ir en su búsqueda, le agradaba su compañía y más ver sus sonrojos, le podía ser fiel lo que quisiera a Adrien, pero sus mejillas decían lo contrario cada que él le decía un cumplido, o palabras hermosas. Se sentía con cierta ventaja porque Chat Noir siempre le decía cosas preciosas (que si fueran dedicadas para él, seguro que ya hubiera caído por ese chico) y ella no reaccionaba de ninguna manera. Más que diciéndole que no dijera tonterías o cosas así, Marinette, si supieras que Adrien es el que te dice todas esas cosas hermosas ¿Lo rechazarías de esa manera, pequeña flor?

—¡Marinette!— la llamó, la chica estaba saliendo de la panadería de su familia, con varias cajas, ella se espantó pero lo saludó con una hermosa sonrisa que enterneció el corazón del mayor. Era una dulzura.— Creo que tengo tu melodía.

Claro que la tenía, desde hacía tiempo, pero quería que cada vez que la viera fuera mejor que la anterior. Y estaba siendo posible, realmente la veía cada vez mejor, aunque seguía sabiendo que su corazón latía por Adrien, estaba progresando un poco, ya fuera porque se estaba acercando más a él o porque se estaba resignando, no lo sabía pero le agradaba verla mejor.

Descolgó su guitarra y empezó a tocar una melodía, Marinette se sonrojó ¿Ya había dicho que amaba sus sonrojos? Esperaba que sí porque no sé cansaba en decirlo en su mente.

La Melodía en mi cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora