48 "Summer in italy"

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—Bebé, cuidado, ven, dame la manito— dijo Melissa y Fallon tomó su mano para cruzar la calle.

—Los estamos dejando atrás— rio Fallon mirando a la rubia. Cuando ella se volteó pudo observar a Katie comprándoles helado a los niños.

—Bueno, la esperamos aquí— ambas se detuvieron hasta que la irlandesa, Ellie y Eliza las alcanzaron.

—Con qué planeaban dejarnos atrás...— reclamó Katie y los niños asintieron haciendo reír a Mel y Fallon.

—Fue Melissa— culpó rápidamente la pequeña haciendo a todos reír por la mueca de indignación fingida que hizo la rubia.

—No es cierto, bueno un poco si, aunque ni siquiera sé a dónde vamos— respondió Melissa.

—Mamá, estamos en Italia, ¿algo mejor?— dijo el pequeño Ellie, tenía razón.

—Bien, ya basta de quejas señorita Benoist, ya estamos llegando— dijo la irlandesa y besó suavemente los labios de la rubia. Fallon se tapó los ojos, en cambio Ellie y Eliza alzaron las cejas, se estaban acostumbrando a verlas más juntas.

—¿Ya puedo ver?— preguntó Fallon y Eliza le quitó la mano de su vista.

—Si, ya está. Sigamos con el recorrido— habló Eliza y tomó la mano de Katie al igual que Ellie mientras comían sus helados.

—¿Quieres subir, cielo?— preguntó Melissa mirando a Fallon, ella negó con la cabeza.

—Bien, entonces, continuemos, un giro a la derecha, cruzamos la calle y veremos nuestro destino— indicó Katie comenzando a caminar otra vez. Todos siguieron esas indicaciones, les daba mucha intriga saber a donde los llevaba la irlandesa, si bien Fallon ya había estado en el lugar, no lo recuerda.

—¿Aquí, amor?— preguntó Melissa mirando a su pareja, quien asintió. Estaban en la vereda de una gran propiedad.

—¿Qué es aquí?— preguntó Eliza mirando a su alrededor.

—¿Es una escuela?— preguntó Ellie, Katie rio.

—Caminen hasta el portón de entrada, por favor— volvió a indicar la irlandesa, por suerte la acera estaba despejada, una vez llegaron a una de las entradas se detuvieron, debido a que para abrir el portón se requería de un acceso a huella digital en la pequeña pantalla de acceso.

—¿Es una casa embrujada o un laboratorio secreto?— preguntó Melissa haciendo reír a todos.

—¿Puedes por favor poner tu dedo índice, mi amor?— preguntó Katie mirando a la rubia, quien estaba más sorprendida que un adolescente cuando obtiene un 10 en matemáticas.

La rubia no entendía que quería hacer la irlandesa, pero hizo caso. Levantó el pequeño vidrio y puso su dedo índice para que el aparato lo detectara. Este se iluminó en un color verde.

—¿Reconoció mi dedo? ¿Cómo reconoció mi dedo?— comenzó a preguntar Melissa confundida. Se había abierto otra pequeña camarita para continuar con el reconocimiento de iris, el cual utiliza un método de autentificación biométrica con técnicas de reconocimiento en cuanto a los patrones del ojo, los cuales anteriormente se almacenan en la base de datos.

—Ahora, acerca tu ojo, amor— volvió a decir Katie. Melissa era la única sorprendida, ya que los niños esperaban ansiosos que se abriera el portón automáticamente.

—Pero...— Melissa pestañeó varias veces y acercó su ojo derecho a la cámara biométrica. Escaneó su iris y dio luz verde, por fin. El panel de control táctil apareció en la pantalla.

Mi dulce salvación- MeltieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora