33 "Italy"

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G.

En Italia, es una costumbre desayunar en bares, también puedes hacerlo en tu casa, claro. Pero si eres un turista no debes sorprenderte si encuentras miles de bares en cada calle del país.

El delicioso aroma a cappuccino se podía apreciar en todo el bar, los cafés recién terminados de hacer eran deliciosos...

Katie abrazó a su hermano.

—Hola, gruñona— dijo Rury haciendo reír a la irlandesa.

—Pedí para ti un cappuccino, y un panino ¿esta bien?— preguntó Katie mientras se sentaban en la mesa. A Rury no le importaba mucho el hecho de lo que le haya pedido o no, estaba feliz de ver a su hermana otra vez.

—Si, está perfecto, pero tus tramezzinos se ven deliciosos, te robaré uno— contestó el irlandés mientras tomaba un pequeño tramezzino.

Katie comenzó a desayunar, ya tenia un poco de hambre. Trajeron el desayuno de Rury.

—Estas como muy callada, ¿no?— expresó el mayor. Notaba a su hermana muy, pero muy callada, todavía no se había burlado de él, o ni siquiera habían peleado por una tontería, eso le hacia saber al irlandés que algo ocurría con su hermanita, ahora lo debería descubrir.

—No, estoy normal. Feliz de verte— sonrío la irlandesa. Su hermano se tomó el tiempo del desayuno para analizarla. Cuando salieron del bar, estaba dispuesto a hablar o escucharla.

—¿Vamos a un parque?— preguntó la irlandesa mirando a su hermano mayor, quien alzó los hombros.

—Estamos cerca de... del ¿Cómo es que se llama?— preguntó confundido Rury mientras caminaban.

—Giardino Valperga di Masino, ¿ese?—habló la irlandesa y Rury asintió. Estaban a menos de 15 calles de se parque asi que emprendieron caminata hacia ahí.

Al haber también un "parque para perros" en ese mismo lugar, Katie no dudó en tomar la correa y a Oisin claramente.

Al llegar se sentaron en una banca mientras Oisin corrió por el césped verde que resaltaba el lugar.

—Ahora me contarás porque tienes esa carita o ¿no?— Katie ya no tenía otra opción que contarle a su hermano que sucedía en su cabeza, al fin y al cabo, era su hermano y confiaba en él.

—No se de qué hablas, estoy bien— respondió la irlandesa mirando a su cachorro, pero no se percató de que se le había escapado una lágrima.

—No, no lo estas, vamos, habla conmigo pequeño melón— dijo Rury ganándose un pequeño golpe por parte de su hermana, no el gustaba que la llamen melón o meloncito, ya no era pequeña.

—No pasa nada grave, de verdad— volvió a decir Katie, pero su hermano ya no se comía el cuento.

—Si, claro que pasa, no nos iremos del parque hasta que me digas— él la miró. —Es por esa mujer, tu compañera de trabajo ¿no?— Katie se preguntaba como su hermano lo sabía, aunque no era tan difícil de descifrar. La irlandesa suspiró, dándole un afirmativo a su hermano.

—Melissa, es Melissa Benoist la que te tiene asi ¿o no?— Katie asintió ante la pregunta de su hermano.

—Cuéntame, soy una tumba— pidió Rury.

—Nada, ella... bueno, el amor no es correspondido, ¿Qué quieres que te diga? Ella esta embarazada de su futuro esposo y yo...— la irlandesa quebró en ese momento, dejando que su hermano la abrazara. Necesitaba esa contención.

—Shhh, esta bien, suelta todo— dijo Rury, la irlandesa lloró en su hombro unos minutos, hasta que se sintió mejor.

—Mírate, ¿Quién lo diría?, mi hermana menor que prometió no casarse nunca está llorando por una rubia británica— Katie río ante el comentario de su hermano.

Mi dulce salvación- MeltieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora