Capitulo 1

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SISI

-Bueno, pero sí es la pequeña Sisi, arreglada y viniendo a jugar.

El agua que había estado bebiendo, eligió ese momento para ahogarme.

Cubriéndome la boca para amortiguar mi tos seca, me alejé del aliento cálido contra mi oreja.

Había aparecido aquí esta noche por una razón: ver a Cruz Navarro.

¿No era mi suerte que cuando finalmente decidía darse cuenta de que vivía, comenzaba a toser locamente?

La sonrisa divertida de Cruz mientras me palmeaba la espalda no ayudó para nada a mi humillación.

-Lo siento, Sisi, no sabía que mi presencia te haría ahogarte.

Una vez que fui capaz de hablar de nuevo, me di la vuelta para mirar al chico que hacía una gran aparición en mis fantasías nocturnas durante el último par de años.

Todo el embellecimiento que había soportado para lucir irresistible esta noche era inútil.

Cruz me sonreía. Como siempre. Lo divertía.

No me veía como nada más que la hermanita inocente de su mejor amigo, Benicio Ponte.

Era un cliché.

¿Cuántas novelas románticas malas leí sobre la chica que se enamora desesperadamente del mejor amigo de su hermano?

Innumerables.

-Me sobresaltaste- quería explicar mi repentino ataque de tos.

Cruz inclinó la botella de cerveza hacia sus labios y tomó un trago mientras mantenía los ojos fijos en mí- ¿Estás segura de que no fue mi voz increíblemente sexy susurrando en tu oído lo que causó tu momentánea falta de oxígeno?

Sí, probablemente fue eso.

Pero el chico sabía que era hermoso.

No iba a agrandar su ego.

Cruzando los brazos sobre mi estómago, tomé una pose defensiva.

Nunca sabía cómo o qué decirle a Cruz.

Me sentía tan temerosa de que me mirara a los ojos y supiera que los cerraba por las noches y me imaginaba hacerle cosas bastante malas a su cuerpo.

-Diablos, Sisi- dijo en una voz baja y rasposa mientras sus ojos descendían a mis pechos.

Llevaba una blusa blanca de escote bajo y muy buen sostén de copas, con la esperanza de al menos conseguir que Cruz viera que mi cuerpo se desarrolló.

Además, sabía que tenía fijación por los senos.

Era obvio por las chicas con las que había salido... bueno, en realidad no salía.

Sólo se las cogia.

Mis pechos no eran grandes, pero un sostén que me los levantara y una buena postura, y no estaban tan mal.

-Es muy linda la blusa que tienes puesta.

Me miraba de verdad. O a ellas pero eran parte de mí, así que era lo mismo.

-Gracias- respondí en una voz normal que traicionaba el hecho de que ahora respiraba un poco rápido.

Cruz dio otro paso hacia mí, cerrando la pequeña distancia que nos separaba. Sus ojos seguían dirigidos a mi escote, que había levantado en completa visibilidad- A lo mejor usar una blusa como esa no es muy inteligente, Sisi- su voz profunda me hizo temblar- Oh, diablos, chica, no hagas eso. No tiembles.

Una gran mano tocó mi cintura.

Su pulgar frotó contra mi estómago y gentilmente empujó el borde de mi blusa hacia arriba- He estado tomando desde las cuatro, cariño. Tienes que empujarme y enviarme lejos, porque no creo que pueda detener esto.

Un suave gemido.

Oh, sí.

¿Debería comenzar a rogar?

Cruz levantó la mirada para encontrarse con la mía.

Su largo y claro cabello rubio, en el que todas las chicas querían meter las manos, cayó sobre uno de sus ojos.

No pude evitarlo.

Levanté la mano y metí el mechón suelto detrás de su oreja.

Cerró los ojos e hizo un pequeño sonido de satisfacción con su garganta.

-Sisi, eres dulce, tan jodidamente dulce, y no soy el tipo de chico al que se supone que dejes acercarte tanto- su voz era casi un susurro mientras sus ojos celestes penetraban en los míos.

Podía ver la leve miraba vidriosa que confirmaba que había bebido mucho.

-Soy una chica grande. Puedo decidir a quién dejo que se me acerque- respondí, cambiando de lado mis caderas para que tuviese una mejor vista directamente bajo mi blusa si quisiera.

-Mmm, ya veo, aquí es donde creo que podrías estar equivocada, porque pequeños cuerpos intactos como el tuyo, todos frescos y dulces, no deberían tentar a chicos que sólo buscan otra noche caliente para coger.

Algo acerca de escuchar a Cruz Navarro decir “coger” con esos labios carnosos era bastante excitante.

Era demasiado lindo.

Siempre lo había sido.

Sus pestañas eran muy largas, su cara demasiado esculpida y, si sumabas eso con sus labios y cabello, y sus ojos celestes obtenías un paquete letal.

-A lo mejor no estoy tan intacta como piensas- dije, esperando que no detectara la mentira.

Quería ser una de esas chicas malas a las que a él no le importaba tomar en una habitación trasera contra una pared.

Cruz bajó la boca para apenas rozar la piel de mi hombro, que se revelaba por la blusa que elegí- ¿Me dices que han jugado con estas dulzuras?

No seria la verdad en cambio no es lo que le contesté- Sí- respondí.

-Da un paseo conmigo- pidió cerca de mi oreja mientras sus dientes presionaban gentilmente en mi lóbulo.

-Está bien.

Cruz se movió hacia atrás y asintió hacia la puerta- Vamos.

Esa probablemente no era muy buena idea.

Si Iván, Andrés o cualquiera de los amigos de mi hermano nos veían yéndonos juntos, impedirían que pasara algo.

Y quería que pasara algo.

Estar sola bajo mis sábanas pensando en Cruz Navarro seria cosa del pasado.

Quería al hombre de verdad.

Me preguntaba por qué Cruz no pensó sobre nuestra salida.

¿Quería que los chicos nos detuvieran?

Miré a su mesa usual, y Iván no nos prestaba atención.

Andrés me guiñó un ojo y luego regresó a hablar con una chica.

Miré de vuelta al barman- Primero tengo que pagar mi cuenta.

Cruz me empujó hacia la puerta- Yo me encargo de tu cuenta. Ve y sube a mi Jeep.

Ok.

Sí.

Quería subirme en su jeep.

Eso también nos haría salir por separado.

Asintiendo, me apresuré a la puerta, pensando que podía acabar de ganar la lotería.




Continuará....

Sólo por ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora