Capitulo 39

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CRUZ

Luego de despertarme varias veces durante la noche para encontrar que Sisi seguía metida apretadamente contra mi pecho, fue una gran decepción cuando me desperté solo.

Me estiré y senté, buscando por las prendas de ropa que habíamos tirado alrededor de la habitación.

Las de Sisi se había ido y las mías se hallaban cuidadosamente dobladas en la silla.

¿Cuándo se fue?

Poniéndome de pie, alcancé mis vaqueros y me los puse antes de ir a buscar mi teléfono así podría llamarla y averiguar a dónde demonios fue.

Sí pensaba que lo de anoche no cambió las cosas, entonces se equivocaba.

Había cambiado todo.

Mi vida estaba jodida y no existía nada que pudiera hacer al respecto, pero no dejaría que Sisi se fuera.

Ahora no.

Susurros y risitas venían de mi habitación. Seguía aquí o Taly hablaba consigo misma.

Abrí la puerta despacio para ver a Sisi sentada en la cama con Taly.

Hablaban en voz baja, pero lo que sea que le decía, hizo reír a Taly.

Sisi se encontraba vestida con una falda corta, así que casi cada centímetro dorado de sus piernas se encontraba a la vista.

Anoche había tenido esas piernas envueltas alrededor de mí.

Cerré los ojos y alejé las imágenes.

Taly se encontraba aquí.

Tenía que mantener las manos lejos de Sisi frente a Taly.

Esto iba a ser difícil.

-¡Cuz!- chilló Taly mientras sus ojos se toparon con los míos, y aplaudía felizmente.

Había sido descubierto.

Las mejillas de Taly parecían de un rosado saludable y se sentía mucho mejor.

La felicidad que irradiaba de su rostro hizo que mi corazón se hinchara.

Sisi puso esa mirada.

-Hola, mi Taly. Se ve que esta mañana te sientes mejor- le dije mientras entraba a la habitación.

Luché bastante por no mirar a Sisi.

Todavía no estaba seguro de explicarle como me sentía.

No podía decirle como pagué por este departamento y me hacía cargo de la casa de mamá y los niños. La perdería y después de anoche sabía que esa no era una opción. No podía perder a Sisi.

-Me estoy sintiendo mucho medor- respondió- Y Sisi me va a ridar mi cabeso.

-¿Sí? ¿Vas a tener una cita importante de la que no esté enterado?- me burlé, sentándome a su lado. Soltó una risita y sacudió la cabeza.

-Sólo me gusta los ridos- respondió.

Sisi empezó a moverse y no pude aguantar más sin mirarla.

Volteé la cabeza en su dirección y observé mientras salía de la cama y enderezaba su falda increíblemente corta.

Necesitaba un cambio.

Era demasiado corta.

-¿A dónde vas?- le pregunté.

Se encogió de hombros y retorció un mechón de cabello alrededor de su dedo nerviosamente- Pensé en darles algún tiempo a solas. Tengo clase en treinta minutos. Puedo volver más tarde, si eso está bien. Le dije a Taly que rizaría su cabello…- se fue apagando y miró hacia el suelo.

Yo seguía durmiendo cuando despertó, así que no pudimos hablar de nada.

No sabía lo que pasaba por su cabeza en este momento.

Pero sabía que precisaba aclarar algunas cosas antes de dejarla salir de mi apartamento con esa maldita falda puesta.

-Taly, por qué no vas a ver un poco de televisión mientras te preparo algo para desayunar y despido a Sisi para que vaya a la escuela. ¿Está bien?- le dije mientras me levantaba.

Taly asintió y le tendí el control remoto de la pantalla plana en mi pared que había ganado el mes pasado en un juego de póquer.

Miré de regreso a Sisi y asentí hacia la puerta.

Caminó hacia ella y la seguí.

Sí, esa falda era demasiado corta en la parte de atrás. Si se agachaba, alguien vería ese dulce traserito.

Tendría que cambiarla. Sin dudas.

Cerrando la puerta detrás de mí, me moví rápidamente y la tomé de las caderas, luego la volteé para que me enfrentara y la presioné contra el refrigerador.

-Te fuiste cuando desperté- le susurré antes de besar la esquina de su boca.

-Me desperté temprano- respondió.

-Me perdí de verte toda arrugada por el sueño y tocarte mientras esa neblina sexy y somnolienta seguía en tus ojos- deslicé la mano por su muslo fácilmente ahuecando su trasero casi desnudo, gracias a las pequeña tanga que usaba- Sisi?

-Sí- respondió un poco entrecortadamente.

-Vas a tener que cambiarte.

Se quedó quieta en mis brazos.

-No puedo dejar que te vayas así. Me va a volver loco. Esta falda es demasiado corta, cariño. Los chicos van a estar mirando y no quiero que miren.

Una sonrisa lenta se extendió a través de sus labios rojos.

Gracias a Dios.

No se iba a enojar por esto, porque no quería forzarla a hacer nada.

-¿Estás celoso?- preguntó, como si no creyera lo que decía.

-Diablos sí, estoy celoso- le respondí, pasando la mano sobre la piel suave de su trasero- No voy a compartir esto. No quiero pensar en que otros chicos miren esto.

La sonrisa de Sisi se volvió más grande y yo estaba bastante cerca de rasgar esa tanga y tomarla contra el refrigerador.

El hecho de que mi hermana menor se encontraba en la otra habitación era la única razón de que no estuviera dentro de ella en este preciso minuto.

-Voy a cambiarme- respondió, tocando mi cara. Me besó en la mejilla y tomó una respiración profunda mientras me sonreía- Así que, lo de anoche… ¿no era algo de una sola vez?

Me pregunté cómo podía pensar eso, si era por el hecho de que tuve sexo con ella antes y me alejé.

Tenía toda la razón de pesar de que iba a alejarme nuevamente.

No se dio cuenta que ahora era incapaz de alejarla. Fuimos demasiado lejos.

-Anoche cambió todo- le aseguré antes de besar la esquina de su boca- Nunca voy a ser capaz de sacarte de mi sistema. Y no quiero hacerlo. Te necesito, Sisi- Cubrí su boca con la mía y me deslicé dentro para probarla.

Esta conexión con ella era lo primero en mi vida que me daba miedo.

Nunca tuve temor de nada más, podía manejarlo todo.

Mis hermanos sabían que estaría ahí. Podía hacerme cargo de ellos. Podía hacer lo que sea necesario y sabía que me amaban.

Pero esto con Sisi, si lo perdía, si la perdía, perdería todo.

En la jodida vida que me tocó, ella era mi una fuente de consuelo.

Con sólo estar a su lado, hacía que todo lo demás parezca bien.

Siempre fui honesto con ella acerca de todo… excepto lo único que podía alejarla de mí.

Nunca lo entendería. Incluso si lo hacía, nunca lo aceptaría.

Si supiera que me acostaba con mujeres ricas por dinero, iba a dejarme.

Nunca podría saberlo.




Continuará....

Sólo por ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora