Capitulo 2 (+18)

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SISI

Mirando alrededor del estacionamiento, busqué el jeep de Cruz.

Cuando no lo vi en el frente, me encaminé hacia la parte trasera del edificio para ver si lo estacionó allí atrás.

La mayoría de las personas no lo hacían porque ahí no había luces.

Caminando en la oscuridad me pregunté si esto era inteligente.

Una chica de verdad no debería estar ahí afuera sola en la noche.

A lo mejor sólo debía regresar a la parte del estacionamiento donde había buena iluminación.

-No te arrepientas. Ya me estoy volviendo medio loco pensando en esto- la mano de Cruz rodeó mi cintura y me atrajo a su pecho.

Sus manos se deslizaron hacia arriba y cubrieron mis pechos, apretándolos y luego tirando de mi blusa hasta que estuvo lo suficientemente baja para poder sentir la piel expuesta del escote.

-Sisi, Dios todopoderoso, las de verdad se sienten tan jodidamente bien- murmuró.

No podía respirar profundo.

Las manos de Cruz me tocaban.

Quería que tocara más.

Levantando las manos, deshice los botones de mi camisa y la dejé caer.

Encontré el broche frontal de mi sostén y rápidamente lo solté antes de que pudiera arrepentirme.

Nos encontrábamos en el medio de un estacionamiento bastante oscuro y me comportaba como una completa puta.

-Diablos, nena. Sube tu trasero a mi jeep- gruñó Cruz mientas me empujaba hacia delante unos pasos más, y luego dirigiendo mis caderas me giró a la izquierda.

Su jeep apareció frente a nosotros.

Estaba bastante segura de que no podíamos hacer esto en un jeep.

-¿Podemos, emm, hacer esto aquí?- pregunté mientras me giraba para encararlo.

Incluso en la oscuridad, se imponía su cabello claro.

Sus párpados bajaron y esas largas pestañas casi le rozaban las mejillas.

-¿Hacer qué, nena? ¿Qué es lo que quieres hacer? Porque el que me mostraras estos hermosos pechos me está volviendo un poco loco- me presionó contra su jeep mientras bajaba la cabeza y tomaba uno de mis pezones en su boca y chupaba fuerte antes de mover su lengua.

Nadie me había besado los senos.

La explosión inmediata que fue directa a mi tanga mientras gritaba su nombre no fue a propósito.

Mi cabeza se presionó hacia atrás en la ventana del Jeep y mis rodillas se rindieron completamente.

Las manos de Cruz, que me sostenían firmemente, evitaron que terminara en el piso.

-Mierda- gruñó Cruz y comencé a disculparme cuando sus manos tomaron mi trasero y me levantaron.

Tomé sus hombros y enredé las piernas alrededor de su cintura, temerosa de que me dejara caer.

-¿Adónde vamos?- pregunté mientras nos adentrábamos más en el estacionamiento. ¿Lo había enojado?

-Me estoy llevando tu trasero de aquí para poder quitarte la ropa y enterrar mi pene en esa pequeña vagina. No puedes hacer una mierda como esa, Sisi y esperar que un chico se controle. Esto no funciona jodidamente así, pequeña.

Sólo por ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora