Capitulo 23

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SISI

Ese verano después de que Cruz me dejara en ese almacén, había hecho todo lo posible para llamar su atención, incluyendo beber y salir de fiesta con Bernardita. Pero una noche, cuando un hombre se pasó demasiado con las manos y Andrés apareció y golpeó su rostro, fue mi última noche con Bernardita.

Había sido la llamada de atención que necesitaba. No era esa clase de chica. Nunca lo sería. Y ninguna cantidad de fiestas iban a hacer que me mirara de nuevo.

Había tenido lo que deseaba.

-Sí, he estado ocupada- le contesté.

-¿No ibas a ir a la universidad fuera?¿A España o alguna loca mierda así?

La razón principal por la que no fui, se encontraba sentado frente a mí, escuchando cada palabra de lo que decía- Sí pero no quería perderme la planificación de la boda de Benicio y Allegra. Y mi mamá todavía me necesita. No está lista para que la deje. Especialmente con el casamiento de Benicio.

-¿Estás segura de eso?- preguntó Bernardita con una mirada de complicidad en su rostro.

Probablemente le dije algo que no debería una de las noches que bebí demasiado.

Maldición.

No había pensado en eso. Tal vez mi pequeño secreto no era tan secreto como creía.

No era mejor que Cruz. Andres sabía algo.

Ahora Bernardita.

Mierda.

-Estoy segura- contesté con una sonrisa forzada.

-Si terminaste con las veinte preguntas, Berna, hablábamos de cálculo. Puedes irte- dijo, dejando su taza sobre la mesa.

Sus dedos largos y bronceados envueltos alrededor de ella me hicieron pensar en las otras cosas que le sentí hacer con esas manos.

-Cálculo mi culo- respondió Bernardita, poniéndose de pie- Normalmente no regresas a donde ya has estado.

El gesto molesto de Cruz se transformó en una mirada furiosa y lentamente se puso de pie- Lo que sea que crees que sabes, no lo sabes. No me importa quién sea tu primo. Amigo o no. No vas a repetir nada de esto a nadie.

Bernardita levantó las cejas y chocaron miradas- Jamás lo iba repetir. Pero no porque tu lamentable culo me amenace, sino porque me gusta Sisi. Esa es la única razón. Porque, Cruz Navarro, me encantaría verte colgado de las bolas- Bernardita volvió la mirada hacia mí y me sonrió- Te veo por ahí, Sisi.

Asentí, pero tuve miedo de decir algo más.

Yo, obviamente, le había dicho a ella sobre Cruz y yo.

Esto era humillante.

¿A quién más le conté en mis pocas semanas de embriaguez?

Bernardita se dio la vuelta y se pavoneó por la puerta.

Tomó todo mi valor mirar a Cruz de nuevo.

Estudiaba su taza de café. Supongo que también se preguntaba a quién más le había contado.

-No puedo creer que ganaras la lealtad de esa. Es una perra malvada- dijo finalmente, levantando la mirada para encontrarse con la mía ansiosa.

Me encogí de hombros.

No me encontraba segura de cómo había conseguido eso. Pero nos unimos mientras bebíamos. Extraño pero cierto- Bernardita es incomprendida. Eso es todo.

Se rió entre dientes- No, Sisi. Berna es una zorra manipuladora y confabuladora. No hace amiga mujeres. Nunca.

-No es tan mala- le contesté, necesitando defenderla.

Levantó una ceja y torció la taza entorno a sus manos mientras sostenía mi mirada- Nos pondremos de acuerdo en no estar de acuerdo. ¿Qué tal?

Asentí.

Dejó escapar un suspiro de cansancio- No sabía que tus episodios borrachos de este verano fueran con Berna. Pensé que esas dos veces que te encontré y te llevé a casa eran casualidades. Eso fue tu intento de rebeldía.

-Sí. Me di cuenta bastante rápido que no era para mí.

-¿Por qué lo hiciste?- preguntó.

Sabía que no se hallaba preparado para esta respuesta.

No quería darle algo más sobre que sentirse culpable.

En cambio, me encogí de hombros, alcancé mi bebida y tomé un sorbo a través del sorbete.

-Por favor, dime que no fue a causa de lo que hice...

No quería mentirle, pero este era uno de esos casos en los que la mentira era la mejor política- No, Cruz. No tenía nada que ver contigo.

El alivio en su rostro hizo que me alegrara de haberle mentido.

-¿Tienes alguna clase más hoy?- preguntó.

No. Iba con Allegra a escoger los vestidos de dama de honor y llevaríamos a María con nosotras para encontrarle un vestido.

-No, este es mi día más relajado de la semana.

Cruz metió un mechón de pelo detrás de su oreja- Tengo que ir al gimnasio a trabajar con el equipo, pero ¿quieres hacer algo más tarde? ¿Tal vez ayudarme a entender qué demonios hicimos en la clase de hoy? Compraré comida.

Se encontraba decidido a hacer esto de ser amigos y también recibir tutoría gratuita.

Por mucho que quisiera pasar tiempo con él, sabía que estaba mal- No puedo. Me voy con Allegra y María a elegir vestidos de dama de honor.

Movió la cabeza hacia un lado y me llamó la atención el pelo rubio que le rozó los hombros.

Parecía uno de esos modelos retocados en una revista.

Ningún hombre debería verse tan perfecto.

No era justo.

-¿Y después? Las tiendas cierran a las seis. Debes estar libre entonces.

Eso era cierto.

Probablemente estaría en casa incluso antes de eso, pero tenía que tener un poco de auto-preservación- Sí, pero esta noche tengo un grupo de estudio de economía- dije, deslizando mi bolso sobre mi hombro.

Tenía que ir a lo de Allegra y Benicio para recogerla y a Maria.

Y necesitaba salir de aquí antes de que Cruz me convenciera de renunciar a mi sentido común.

-De acuerdo- respondió. Se echó hacia atrás en su silla y me miró con esos sexys y deseables ojos.

Con un firme asentimiento, dije:- Nos vemos- antes de caminar rápidamente hacia la puerta.









Continuará.....

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